dimecres, d’abril 29, 2009

Hypatia de Alejandría, la primera mujer astrónoma

Hypatia de Alejandría, la primera mujer astrónoma

Brillante y de gran belleza, es la primera fémina dedicada a la ciencia cuya vida está bien documentada

ROSA M. DOMÍNGUEZ QUINTERO 29/04/2009
Hypatia de Alejandría es considerada por muchos la primera mujer científica de la historia. En un tiempo en el que las mujeres no tenían acceso al saber, Hypatia consiguió abrirse camino en la ciencia y llegar a tener un gran reconocimiento público. Para ello tuvo que renunciar al matrimonio y a su faceta más femenina.
Alrededor del año 370 d.C. nació Hypatia en Alejandría. Con el tiempo se convertiría en una mujer brillante y con una gran belleza. Es la primera mujer dedicada a la ciencia cuya vida está bien documentada.
Su vida

Aunque no se cuenta con datos sobre la madre de Hypatia, sí sabemos que su padre fue el filósofo y matemático Teón de Alejandría, quien siempre vigiló muy de cerca su educación. Según registros de la época, éste deseaba que su hija fuera "un ser humano perfecto". Recibió así Hypatia una educación científica muy completa, dedicándose también a un exhaustivo cuidado de su cuerpo. Realizaba todos los días una rutina física que le permitía mantener un cuerpo saludable así como una mente activa. Todo esto contrastaba con la gran mayoría de mujeres de su época, las cuales no podían acceder ni al conocimiento ni a la educación, y se ocupaban sólo a las "tareas femeninas". Pese a su gran belleza, Hypatia rechazó casarse, para poder dedicarse íntegramente a cultivar su mente.

Su padre trabajaba en el Museo, institución fundada por Tolomeo (emperador que sucedió a Alejandro Magno y fundador de la ciudad de Alejandría) y dedicada a la investigación y la enseñanza. Este Museo tenía mas de cien profesores que vivían allí y muchos más que asistían periódicamente como invitados. Hypatia entró a estudiar con ellos y, aunque viajó a Atenas e Italia para recibir algunos cursos de filosofía, se formó como científica en el propio Museo y formó parte de él hasta su muerte. Incluso llegó a dirigirlo alrededor del año 400. También obtuvo la cátedra de filosofía platónica, por lo que sus amigos le llamaban "la filósofa". Hypatia cultivó varias disciplinas: filosofía, matemáticas, astronomía, música... y durante veinte años se dedicó a enseñar todos estos conocimientos.

Paganismo

De este modo, Hypatia se convirtió en una de las mejores científicas y filósofas de la época. Llegó a simbolizar el conocimiento y la ciencia que los primeros cristianos identificaron con el paganismo. Aquellos eran tiempos difíciles para los paganos, ya que el cristianismo se estaba imponiendo en Alejandría (que en aquellos tiempos estaba bajo domino romano). Fueron épocas de persecución para todo aquel que no se convirtiera al cristianismo y renegara de todos los conocimientos adquiridos. Hypatia se negó a traicionar sus ideas y convertirse al cristianismo por lo que fue acusada de conspiración contra el líder cristiano de Alejandría. Dicha acusación fue aprovechada por un grupo de fanáticos religiosos que, de una forma cruel, pusieron fin a su vida.
Fue asesinada brutalmente, mientras regresaba a casa en su carruaje, la golpearon y arrastraron por toda la ciudad. La desnudaron, la descuartizaron con conchas marinas y sus restos fueron paseados, en señal de triunfo, por toda la ciudad hasta llegar al Ciraneo (supuestamente el crematorio) donde los incineraron.

Legado científico

Aunque todos sus escritos se han perdido, existen numerosas referencias a ellos. Su trabajo más extenso fue en álgebra. Escribió un comentario sobre la Aritmética de Diofanto (considerado como el padre del álgebra) en el que incluía soluciones alternativas y nuevos problemas. También escribió, en ocho libros, un tratado sobre la Geometría de las Cónicas de Apolonio (a quien se deben los epiciclos y deferentes para explicar las órbitas irregulares de los planetas). Colaboró con su padre en la revisión, mejora y edición de los Elementos de la Geometría de Euclides, cuya edición es la que aún se emplea en nuestros días, escribiendo un tratado sobre el mismo.

Escribió un Canon de Astronomía, dedicándose además a realizar la revisión de las Tablas Astronómicas de Claudio Tolomeo, conocidas por su inclusión en el Canon Astronómico de Hesiquio. También cartografió diversos cuerpos celestes, confeccionando un planisferio.
Además de la filosofía, matemáticas y astronomía, se interesó por la mecánica y las tecnologías prácticas. En las Cartas de Sinesio están incluidos sus diseños para varios instrumentos, incluyendo un astrolabio plano, que nos sirve para medir la posición de las estrellas, los planetas y el Sol. También desarrolló un aparato para la destilación del agua, así como un hidroscopio para medir la presencia y el nivel del agua, y un hidrómetro graduado de latón para determinar el peso específico de los líquidos. Por último, se la supone inventora del aerómetro, instrumento que se usa para medir las propiedades físicas del aire u otros gases.

Rosa M. Domínguez Quintero, Observatorio Astronómico de Cantabria (IFCA-CSCI-UC)

dilluns, d’abril 27, 2009

Películas para tiempos de epidemias

El año de la peste (1978)

Sinopsis: En una ciudad mexicana se presenta un brote epidémico sin que las autoridades hagan caso las advertencias de los especialistas. Ante la magnitud de los daños, el gobierno decide controlar la información y organizar brigadas represivas disfrazadas de grupos de fumigación, entre otras medidas para distraer la atención y evitar el pánico entre la población. Por su parte, la sociedad finge que no pasa nada, mientras la ciudad se llena de cadáveres.

dijous, d’abril 23, 2009

Reduce, Reuse, Religion?

Reduce, Reuse, Religion?

A new generation of evangelicals debates swapping an antigay agenda for a pro-planet one.
By Andrew Harmon
From The Advocate May 2009


Jonathan Merritt doesn’t want to talk about his own views on gay marriage or civil unions -- perhaps for good reason. Merritt is a young evangelical leader, a prominent writer on modern faith, and the son of a former Southern Baptist Convention president. The religious landscape of this country may be changing, but anyone who espouses equality could derail a future leadership role among evangelicals, who still vote overwhelmingly Republican and have viewed homosexuality as a defining social issue since the early days of the Moral Majority. Merritt prefers to zoom out during an interview and opine as candid observer rather than crusader.

My generation will not fight to preserve the platform for traditional marriage that our predecessors have fought for,” the 26-year-old says. “Older evangelicals are so stubborn and unable to compromise or reach out a hand. And they’re in danger of losing their legacy.”

Whatever his personal beliefs on marriage equality are, you’re not likely to hear him rail against a gay rights agenda in the vitriolic vein of Pat Robertson or James Dobson. On his blog Merritt criticizes a Starbucks-addled American culture that ignores the atrocities in Darfur. He renounces the use of torture. Most notably, Merritt recognizes the burden of 6.7 billion people on the world’s ecosystems and chastises Christians who don’t view conservation and carbon footprint reduction as godly mandates. “Environmental stewardship has been integrated into Christian thought since the beginning of time,” he says. “Unfortunately, when modern evangelicals began associating themselves with a particular political faction, they were skittish about issues seen as leftist or liberal policy.”

Merritt is not alone in his convictions. Over the past decade, a growing number of young U.S. evangelicals have started to shift the movement’s focus from a two-pronged ministry against abortion and gay rights to a more holistic worldview that addresses environmental issues under the banner of “creation care.” Scripture remains sacred, and sin and salvation are not trivial matters of the heart. But where their elders may preach about moral turpitude with a fundamentalist’s zeal, the new generation’s members are more inclined to accept ambiguity.

The real issues, they say, are climate change, mercury poisoning, and destructive coal-mining practices. Multiple religious environmental organizations echo the sentiment, and even commerce has caught up with the movement: You can now read Scripture passages from the Green Bible, a text released in October that underscores environmentally tinged verse in green, soy-based ink, printed on recycled paper. “So much of the [evangelical] agenda has come from the modern consciousness of the individual,” says Matthew Fox, an Episcopal priest and theologian in Oakland, Calif. “Am I saved? Am I a sinner? Am I going to hell? But I think this generation has grown up with the realization that the planet is dying and that its survival is a little more important than whom people sleep with.”

Though generational differences are inevitable in many groups, young evangelicals are currently changing the sociological fabric of their churches. They are more likely to have gone to college than their parents, and they have increasingly grown up in middle-class suburban households rather than rural, lower-income areas, says John C. Green, a senior fellow at the Pew Forum on Religion and Public Life. “The evangelical community is not as insular,” he says. “There was a time when evangelicals tried to separate themselves from society. Now they’re moving toward the mainstream.”

Nor are they necessarily the “values voters” in lockstep with the GOP. Many see the war in Iraq and the erosion of environmental regulations as hallmark disappointments of the Bush administration, which carried 78% of the evangelical vote in the 2004 presidential election. Though Sen. John McCain carried a solid majority of evangelicals last year, 32% of those voters between the ages of 18 and 29 voted for Barack Obama -- twice as many as voted for John Kerry in 2004.


Leif Bergerud, a 28-year-old divinity student at Duke University, believes Bush’s pro-oil environmental policies often belied his persona as a man of God. Sarah Palin was hardly a political remedy: The vice-presidential nominee’s socially conservative worldview and “drill, baby, drill” mantra may have been a Republican attempt to galvanize evangelicals unenthusiastic about a moderate McCain presidency, but the rhetoric disenchanted many, he says. “Most of us know we’ve gotten to the point where the science behind [climate change] is just indisputable,” Bergerud says. “We’re playing a role in altering our climate for the worse.”

On hot-button social issues, young evangelicals are a mixed bag. While most remain steadfastly anti-abortion, a majority are likely to support legal recognition for gay and lesbian relationships. According to a 2008 study, 58% of white evangelical Christians aged 18–29 support either marriage or domestic partnerships for same-sex couples, compared with 46% of evangelicals over 30.

Merritt says it’s easy to see why. Four out of 10 evangelical youths say they have a close friend or family member who is gay, twice as many as their older counterparts. When the issue becomes personal, attitudes change. “Many older [evangelicals] are in disbelief when you quote that statistic,” he says. “One man said to me, ‘Well, I have a cousin who is gay.’ I told him the difference is that I hang out with my friends who are gay on Friday nights. You just see your cousin at Christmastime.”

But espousing progressive beliefs on gay rights and climate change remains a gamble in evangelical leadership circles. Richard Cizik, former vice president for governmental affairs at the National Association of Evangelicals, is an illuminating example. As one of the movement’s most outspoken environmentalists, Cizik long drew fire from Christian conservatives who attacked his “relentless campaign” on climate change, according to a 2007 letter to the NAE calling for Cizik’s resignation (Tony Perkins of the Family Research Council, James Dobson of Focus on the Family, and Alan Chambers of Exodus International were among the 25 signatories). “We have observed that Cizik and others are using the global warming controversy to shift the emphasis away from the great moral issues of our time,” the letter read, “notably the sanctity of human life, the integrity of marriage, and the teaching of sexual abstinence and morality to our children.”

Cizik held on to his job, but his “shifting” views on same-sex relationships were the ammunition his detractors needed for the kill. In a December interview with Terry Gross on NPR’s Fresh Air, Cizik said he believed in civil unions for gays and lesbians, though he did not support marriage equality.

“We have become so absorbed in the question of gay rights,” Cizik told Gross, “that we fail to understand the threats to marriage itself -- heterosexual marriage. Maybe we need to reevaluate this.”

Cizik resigned his position under pressure nine days after the interview aired. He later called his comments on civil unions “misunderstood,” and he drew fire from gay rights activists for signing a full-page ad in The New York Times decrying “antireligious bigotry” against churches that publicly supported the passage of Proposition 8, California’s anti–marriage equality ballot measure. (Through a spokeswoman, Cizik declined to be interviewed for this article.) Leith Anderson, president of the NAE, says in an e-mail response that the organization’s stance on creation care remains the same, that a “God-given dominion is a sacred responsibility to steward the earth and not a license to abuse the creation of which we are a part.”

The new face of evangelicalism, the Reverend Rick Warren of Saddleback Church in Southern California, is hardly progressive on the issue of gay rights, though his broader agenda has helped to legitimize environmental activism among religious conservatives. But many young evangelicals look elsewhere for inspiration, beyond the ministers who spend inordinate amounts of time as talking heads for cable news shows -- particularly when there are more pressing matters for humanity, says the Reverend Peter Illyn. While the Prop. 8 campaign was reaching its frenzied climax in November, Illyn, founder of the religious environmental group Restoring Eden, led a tour of two dozen undergraduates from evangelical Christian universities through the Appalachian Mountains near Whitesville, W.Va. -- visiting areas that had been devastated by a form of coal strip-mining that levels forests, buries streams, and contaminates water supplies.

When word of Prop. 8’s passage finally reached his group, Illyn and his students were dismayed -- even if some in the group had reservations about marriage equality. “While people were spending millions of dollars in support of Prop. 8, we were visiting communities where 90% of the people surveyed had had their gallbladders removed, where an elementary school is located 400 yards from a toxic earthen dam, where the water is undrinkable,” he says. “Now, where is the outrage from evangelical leaders for these people? Why aren’t we spending millions to protect innocent children from pollution?”

Today’s evangelicals are not a unified front of “tree-huggin’ Christians,” as Illyn bellows on his voice-mail greeting. Like many of their leaders, they are skeptical about global warming and its causes. And like most Americans, they don’t consider the environment to be among the nation’s most pressing concerns. In the coming years, this may change. “Numerically, it’s not at critical mass yet, but all signs indicate it will be,” Illyn says. “There’s always an internal struggle for defining the priorities in the hearts and minds of Christians. This is a great example.”

diumenge, de març 22, 2009

Kosovo no és només un error

Toni Cruanyes

Hi ha un fons ideològic implícit en la decisió del govern espanyol de retirar l’exèrcit de Kosovo abans del previst, i sense avisar prèviament Washington. Que no es vulgui reconèixer l’existència de Kosovo com a Estat independent té molt més a veure amb Catalunya i el País Basc que amb les aliances que Espanya necessita teixir a l’escena internacional. Negar-se a qualsevol precedent de modificació de fronteres a Europa era un clàssic de la dreta espanyola, que fàcilment ha fet seu el PSOE.

Però en el cas de l’exèrcit de participar en una operació de l’OTAN i retirar-se sense avisar prèviament els seus socis europeus i nord-americans hi ha una suma de factors que de moment només podem intuir: 1) Zapatero vol demostrar a l’opinió pública que els socialistes no són menys que el PP en la defensa de la unitat d’Espanya, i que anteposen la visió espanyola del món a l’estratègia de l’Aliança Atlàntica; 2) Carme Chacón torna a ser protagonista d’un cop d’efecte mediàtic, seguint l’estela del que ens té acostumats des que va passar revista a les tropes embarassada de sis mesos; 3) és una bona manera de reduir costos, ja que amb la retirada dels 630 soldats de Kosovo, l’exèrcit s’estalviarà un mínim de sis a set milions d’euros al mes, cosa gens menyspreable en temps de crisi; 4) Zapatero vol enviar el missatge a Washington que està molest perquè en la propera gira per Europa, Barack Obama no s’aturarà a Madrid i, per tant, no hi haurà reunió bilateral i foto conjunta entre ZP i el líder mundial de moda, i, finalment, 5) es tracta d’un error: l’anunci de la retirada de tropes es va improvisar, l’anunci no es va fer sense la negociació prèvia amb els socis de l’OTAN i, amb tot, s’ha posat en risc la relació Madrid-Washington, que era la principal aposta en política exterior d’aquesta segona legislatura de Zapatero. ¿Error, espanyolisme o cop d’efecte?

dilluns, de març 16, 2009

ENTREVISTA: GORAN BREGOVIC Músico

ENTREVISTA: GORAN BREGOVIC Músico

"Es posible volver a empezar una vida, pero no una biblioteca"

RAMÓN LOBO - Cádiz - 16/03/2009

Goran Bregovic sigue siendo a los 59 años -los cumple el 22 de este mes- un rebelde. Aunque procede de un territorio convulso en el que abundan las etiquetas nacionalistas (serbios, croatas, bosniacos, kosovares) se considera yugoslavo, una nacionalidad que ya no existe; que sólo permanece en la música y en la memoria. "Si tu país desaparece, descubres que no era algo político ni geográfico, sino emocional. No me siento represente de una nación o un Estado. Sólo represento ese territorio emocional que no tiene nada que ver con la política", asegura en una entrevista realizada el viernes en Cádiz, en víspera del primero de los tres conciertos que dará en España junto a su Banda de Bodas y Funerales (hoy en Madrid, teatro Price; el 18 en Barcelona, en el Palau de la Música).

En Alkohol, su último disco, hay una referencia a esa locura; una frase extraída de una camiseta muy popular en los Balcanes: "Quien no se vuelve loco no es normal". Bregovic no rehúye ningún tema, tampoco el de la guerra. "Creo que conozco a casi todos los criminales de guerra. Conozco a Radovan Karadzic, que antes de la guerra era poeta. Algunos de mis profesores de la Facultad de Filosofía están en La Haya. Eran políticos pequeños que creyeron interpretar personajes históricos. Los seres humanos están condicionados. Si les dejas la oportunidad de convertirse en animales se convertirán en animales. La cultura no nos protege".

En la última película en la que colaboró musicalmente con Emir Kusturica, Underground, se produjo la ruptura entre dos de los artistas serbios más importantes de los últimos años. "Fue realmente difícil. Fue una catarsis. Era una película sobre la guerra cuando aún había guerra. Muchos de los que trabajamos en ella sabíamos que ya habíamos tenido suficiente de él y él, de nosotros. Todos necesitábamos un cambio. Kusturica nunca me pareció interesante como persona. Es un buen artista, quizá el único cineasta que tenemos con un trabajo coherente. La pena es que ya no hace buenas películas porque está solo, aislado. Nadie que esté solo puede hacer una película".

En Underground hay una escena sobre la ruptura de Yugoslavia: cuando un trozo de tierra se desgaja y se aleja flotando. Esa isla volvió por unos días en 2005, cuando Bijelo Dugme, la gran banda de rock de Bregovic, disuelta en los ochenta, dio tres conciertos. "Vendimos 75.000 entradas en Sarajevo y otras 75.000 en Zagreb en un solo día. En Belgrado reunimos a 148.000 personas. Vino gente de todo el mundo, incluso desde Canadá. (...) Con el rock envías violencia al público y el público te devuelve violencia, aunque también se puede llamar energía. En esos conciertos no hubo un solo incidente a pesar de la cantidad de gente que se reunió en lugares tan problemáticos. Observaba desde el escenario cómo todos se preocupan en evitarlos, como si todos quisieran cuidar el momento para que nada lo estropeara. No era sobre musulmanes, croatas o serbios, era sobre personas que sólo querían cantar juntos canciones que todos sabían".

Preguntado por si la música tiene poder para cambiar a la gente, aunque sea por unas horas, responde: "A los artistas occidentales les gusta decir grandes cosas, como que la música puede cambiar el mundo. Vengo de un país comunista y sé dónde está el poder. Aunque trabajo con la misma temperatura que los artistas occidentales, sé que hay un largo camino hasta ser iluminado. Las luces pequeñas ayudan, pero en el fondo no cambian nada".

Una de esas pequeñas luces se la regaló Ernesto Sábato cuando Bregovic acudió a Buenos Aires a dar su primer concierto. "Al llegar al hotel me dieron un sobre que me habían dejado de parte de Sábato. Contenía un libro, Sobre héroes y tumbas, y una carta en la que me pedía disculpas por no acudir al concierto. Me explicaba que mi música le había salvado en momentos de depresión. Lo curioso es que cuando hice el servicio militar en Nis, en la época comunista, robé de la biblioteca del cuartel un ejemplar de ese libro. Lo tuve en mi casa de Sarajevo durante años y lo perdí. Con la guerra perdí todo, también mi biblioteca. Puedes empezar dos veces tu vida, pero no puedes empezar dos veces una biblioteca. Todas las cosas grandes que me han pasado están guiadas por cosas pequeñas que se vuelven grandes, como el libro de Sábato".

"Copio como todos", asegura para defenderse de las acusaciones de sus enemigos. "No soy Dios; es el trabajo de Dios crear. Me llaman compositor porque compongo lo que ya existe. Así ha sido siempre, desde Stravinski, Gershwing, Bono, Lennon... Se trata de un viejo método: tomas algo de tu tradición, robas y dejas atrás cosas para que otros con talento roben también. La cultura es eso, una transformación continua".

Para él, que publicó su primer disco en 1974, la música es un lenguaje anterior a la palabra, y la suya, una mezcla en una zona donde los muy nacionalistas exigen pureza: "Está antes que la palabra, la religión y la política. Siempre cantarás alguna melodía de tus enemigos y siempre escuchas alguna de tus canciones en labios de tus enemigos. Es algo normal. Durante cuatro o cinco siglos fuimos una frontera entre católicos, ortodoxos y musulmanes. Vengo de un sitio donde todo era ya Frankenstein. Cualquier cosa que intentes lleva un Frankenstein dentro. No puedes evitarlo. Si naces en un sitio así sabes que tienes que estar preparado para recibir muchas malas noticias en tu vida", dice Bregovic, hijo de croata y serbia, y marido de una musulmana. Y concluye, "la guerra no es sólo matar gente, quemar casas, la guerra mata una infraestructura cultural, edificada por los hombres con gran dificultad durante mucho tiempo".

dimecres, de març 11, 2009

What Does Your Birthday Predict About You?




Your Birthday Predicts You're Independent



Ever since you were born, you've loved doing your own thing.

You enjoy puzzles and games. Anything that stretches your mind interests you.



You are a quiet person - often lost in your own thoughts. Others find you completely mysterious.

You have so much fun thinking, dreaming, and planing. You hardly have time for friends.

diumenge, de març 08, 2009

Artículo de Carlos Monsiváis

Sobre la lenta muerte del Estado mexicano, entre otras cosas:

Carlos Monsiváis
08 de marzo de 2009

El miedo que te quede libre

I

En 2009 está profundamente en duda la interminable transición a la democracia. La sociedad, en su mayoría, desconfía de los partidos, rechaza los gobiernos, se siente despojada a diario. Luego de su triunfo tan cuestionable, el presidente Felipe Calderón no ha conseguido la credibilidad necesaria y ha perdido aun una parte sustancial de sus apoyos en la derecha tradicional. Lorenzo Servitje, el empresario conservador más prestigiado en su espacio ideológico, que apoyó su campaña, ahora habla del fin del “microsexenio” de Calderón: “Con la falta de legitimidad, ingobernabilidad social y empecinamiento en conservar en su gabinete y en los principales puestos públicos a sus amigos y gente inepta, es difícil que Felipe Calderón se conserve en el poder”.

El tema básico no es la perdurabilidad de Calderón los cuatro años que le quedan en el mando, sino la muy mencionada y admitida descomposición de la sociedad. Grupos literalmente hambrientos asaltan los trenes en busca de granos de maíz, en las calles de las ciudades las multitudes andan en pos del empleo o en pos de que las mafias que controlan el comercio marginal les den entrada, el gobierno de Nuevo León acusa a quienes protestan por la situación económica y por la presencia del Ejército en las calles de “pagados por el narcotráfico”.

Al mismo tiempo, en los partidos políticos desaparece cualquier asomo de debate ideológico o de visiones críticas. El Partido Acción Nacional mantiene su conservadurismo a ultranza y no lo modifica en lo mínimo, no obstante sus fracasos ostentosos en cada batalla cultural que emprende; el PRI, con grandes posibilidades de volver al poder, aunque sin candidatos que le den fuerza a sus posibilidades, es una confederación de tribus a las que si se les quiere encontrar ubicación histórica se les puede decir “feudales”, y el Partido de la Revolución Democrática, muy obviamente corrompido en buena parte de su dirección, ha extraviado en el metro, por ligarlos a un sitio popular, la identidad de izquierda.

No obstante el derrumbe del grupo que renta carismas y solicita maestros de dicción para aparecer en los comerciales del PRD, la izquierda mantiene una poderosa fuerza social, ya no identificada con el PRD (aunque quizá vote por alguno de sus candidatos), pero muy resistente en lo político, lo ecológico, lo cultural, lo social, las causas de la bioética. Este sector carece por ahora de consecuencias electorales.

* * *

Pese a todo, siguen siendo fundamentales las ideas en este periodo de supervivencia. Así se agoten y pierdan eficacia, o se diluyan y enturbien, las ideas genuinas incitan a las movilizaciones y la resistencia. Véase si no la trascendencia de las ideas contenidas en estas palabras clave: sociedad civil, tolerancia, transición a la democracia, programas políticos incluyentes, diversidad, pluralidad y empoderamiento, de consecuencias amplísimas aun si devienen lugares comunes o abstracciones pobres.

El proceso trasciende las formaciones políticas tradicionales, y en las alternativas al pensamiento único, hoy tan averiado, las ideas desempeñan un papel principalísimo.

II

El 13 de febrero de 2009, el presidente Felipe Calderón, en la residencia de Los Pinos ante la cúpula del Partido Revolucionario Institucional, es enfático: “Si no lo hacemos, si no ganamos esa batalla (contra la delincuencia), puede ser que la próxima vez que vengan a Los Pinos se tengan que sentar con un presidente narcotraficante”.

Luego, en una lucha repetición por repetición contra la sintaxis, el secretario de Economía Gerardo Ruiz Mateos, coincide: “De fracasar el combate contra la delincuencia organizada, el próximo presidente de la República será un narco. La lógica del ataque del gobierno en materia del narcotráfico es porque precisamente el narcotráfico ya había hecho un Estado dentro del mismo Estado. Es un problema serio, tan serio que tuvimos que entrar, lo más fácil era dejarlo, como dice mucha gente, dejarlo en el estatus en el que estaba, y sí te puedo asegurar que el presidente de la República sería un narcotraficante”.

* * *

Desde Estados Unidos las voces de alarma no coinciden con la seguridad del gobierno mexicano de estar ganándole al crimen organizado. Por un lado, las autoridades federales de Estados Unidos le envían al gobierno frases de salvamento; por otro, cito un ejemplo, el ex zar del combate a la droga Barry McCaffrey, asegura: “México se encuentra al borde del abismo y se puede convertir en un narcoestado en la próxima década” (29 de diciembre de 2008).

Y para alejarse personalmente del abismo, y en otra de sus andanadas contra los culpables (todos los demás), Felipe Calderón es enfático: “Habría que preguntarse cómo es posible que hayamos como pueblo sido capaces de tolerar que semejante barbarie penetrara en la sociedad mexicana, que se asentara en nuestras calles, que penetrara en nuestras autoridades” (15 de febrero de 2009). Luego, convencido de que la autocrítica es un género apátrida, agrega: “El gobierno no puede ni debe hacer solo la tarea de liberar a México de la violencia, por eso, demando la colaboración de las autoridades estatales y a los ciudadanos les pido atorarle a los problemas” (6 de marzo de 2009).

Los grupos del narcotráfico tienen su ejército, sus propios policías, su equipo de inteligencia y de espionaje, a sus propios financieros con los que estudian el mercado. Además, ya cuentan con territorios y ciudades, como reconocen dos secretarios de Gobernación (Juan Camilo Mouriño, Fernando Gómez Mont), sobredeterminan un buen número de gobiernos locales por medio del apoyo o la intimidación o la mezcla de persuasiones, pagan candidaturas a diputaciones y alcaldías, se asocian con empresarios y banqueros, manejan cifras espectaculares de lavado de dinero (actividad casi lícita en la medida en que no se investiga), y compran en Estados Unidos armamentos de primer orden. En síntesis, desafían al Estado mexicano en varios aspectos y ponen en entredicho el funcionamiento de diversas instituciones no sólo de justicia.

Si lo anterior no es cierto, y en el estilo más puro del régimen, cúlpense, lectores, a ustedes mismos por creerle a la realidad, tan influida por la ciencia ficción.