dimarts, d’abril 08, 2014

Throwback: Ora que está de moda Octavio Paz

 VISLUMBRES DE LA INDIA

  
Octavio Paz escribió un ensayo sobre sus impresiones de la India, país donde vivió de 1962 a 1968, mientras ocupaba el cargo de embajador del gobierno mexicano ante el de Nueva Delhi. Narra vivencias que tuvo con personajes del país, así como encuentros con el arte y la cultura en general del subcontinente indio. El autor hace un número significativo de analogías entre las culturas de México y la India, tanto que se ocupa de hacer un análisis de la complejidad histórica y social del país asiático; introduce al lector a algunos textos de la literatura clásica de aquel país; aporta toda una serie de conclusiones.

En el primer capítulo describe a manera de introducción sus primeros acercamientos a la cultura hindú, y menciona como obtuvo la idea de escribir este ensayo. Incluye las distintas impresiones que le causaron varios personajes importantes de la vida política del mencionado país (Nehru, Indira y Rajiv Gandhi), y fija el tono en que incurrirá durante el resto de la obra.

 Todo el segundo capítulo revela al lector las distintas fases de la realidad india: sus religiones, sistema de organización social y diversidad lingüística. Distingue las diferencias entre las creencias de las distintas comunidades religiosas, menciona un cierto número de autores importantes que ayudan a la comprensión del arte y la cosmogonía local y finalmente analiza y realiza juicios sobre la complejidad y problemática de la comunicación en India.
  
En la tercera parte del libro, el autor se formula preguntas acerca del proyecto de nación que es India, hace análisis profundo de la heterogeneidad de tradiciones y de los sucesos que culminaron en la creación del moderno Estado indio, así como explica algunas semejanzas / diferencias entre la historia y la visión del mundo, entre indios y mexicanos, hace un recorrido gastronómico - filosófico en ambas partes. Menciona el contenido de algunos de los textos importantes o sagrados del país examinado. La última etapa de este capítulo abarca la política, y sus devenires desde la época de los Imperios medievales, hasta los personajes de la edad moderna, en ambos lados de las comunidades político – religiosas del subcontinente.

 El cuarto bloque temático se enfoca a la filosofía del hinduismo, explora los diversos pensamientos y orientaciones de algunos textos, tanto sagrados como los orientados meramente a la poesía. Explica conceptos importantes, entre ellos:  karma, maya, moksha y nirvana, igual que expone la función de varias deidades; establece analogías entre diversos pensamientos de Occidente con los de la India.

 Finalmente escribe Paz una despedida donde cuenta la situación que vivió antes de terminar su estancia y lo que sintió al respecto. El libro termina con la reproducción de un artículo de su revista Vuelta y con una serie de epigramas, que él mismo se encargo de traducir; comenzado con una Erótica y llegando a su fin con una Poética.
  
OPINION PERSONAL

 El ensayo Vislumbres de la India es un excelente instrumento para acercarse desde lo mexicano a la milenaria civilización india, y un complemento muy importante para el curso de Arte de la India. La parte que más me interesó fue el tercer capítulo (“Un proyecto de nación”), ya que analiza y explica la problemática de una enorme civilización como la del subcontinente asiático.
  
Me interesó también lo que dice el autor acerca de la poesía, y en general de la literatura india, ya que en clase hemos estudiado las artes plásticas y con la visión de Paz pude acercarme más a la gran tradición literaria de las diversas lenguas de cultura en India. Creo que su análisis o explicación de los conceptos religiosos del hinduismo es muy notable porque nos dice desde la visión occidental lo que proyecta la religión; el tiempo, los cuadros de realidad, los conceptos trascendentales de la filosofía y las deidades.

 Creo que el valor de todo este trabajo es el esfuerzo del escritor por acercar a sus lectores a una cultura tan compleja y caprichosa, desde su privilegiada experiencia,  como persona abierta y receptiva del pensamiento de la otra parte del mundo, el Oriente.

Throwback: Apuntes de la carrera reciclados xD



Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y ajuar eclesiásticos

Capítulos VIII-XIV                             

Capítulo VIII - Sobre las ventanas

Según lo escrito por el autor sobre la disposición de las ventanas es la siguiente: Las ventanas deben de ir localizadas en la parte más alta del edificio, ya sea en la bóveda o en la cúpula, deberán de ir acorde al tipo de construcción, en tamaño y estilo, la razón por la cual deben ir en lo alto, es para evitar que la gente que esta fuera de la construcción, pueda tener visibilidad, además de su función que alumbrar.

En la parte frontal del edificio deberá ir una ventana circular, como un ojo en el frente del edificio, la función de esta ventana es alumbrar directamente la capilla mayor.

Si no hay, con las ventanas dispuestas en el edificio, luz suficiente, es preciso hacer una ventana a espaldas de la capilla mayor, sobre el altar mayor. Las ventanas tiene que realizarse a modo de que no se maltrate la iglesia, y para evitar poner en peligro a los fieles, deben de ir cubiertas por reja o con vidrio, no pueden ir pintadas, solamente se puede pintar sobre ellas la imagen del Santo Patrón de la Iglesia, deben de abrirse para favorecer la ventilación del lugar.

Capítulo IX - De la escalera y de las gradas de la Iglesia

Si la Iglesia se encuentra en lo alto, es necesario ascender a ella, por medio de escaleras que deben realizarse de mármol o piedra sólida, a su anchura puede variar según el tamaño de la Iglesia, no deben quedar los escalones en número impar, si es así debe hacerse un plano después del último escalón, ese plano debe medir tres codos de ancho y altitud ocho pulgadas al igual que la altitud de los escalones, esta medida puede variar según el género de la estructura.

Capítulo X - De la capilla menor

Debe ir colocado simbolizando la cabeza de Iglesia, en el sitio más elevado de la misma. La parte posterior debe mirar en línea recta hacia el oriente (esta disposición puede variar según el terreno de la edificación). Deberá construirse hacia el occidente y así el sacerdote al oficiar la misa, queda frente al pueblo. La capilla mayor tendrá una bóveda, irá decorada con mosaicos, pintura o alguna estructura ilustre (retablo), según  el tipo y dignidad de la iglesia.

Capítulo XI - Del altar mayor

El altar mayor deberá ser colocado en la capilla mayor, interponiéndose un espacio de ocho codos (ocho porque es el número perfecto), que sea un espacio cómodo para que el Clero se pueda acomodar ahí a la hora de misa, se puede prolongar ese espacio en la parte trasera de la Capilla hasta cuatro codos.

El altar debe medir: 2 codos, 8 pulgadas de altura, esto depende de la magnitud de la iglesia y de anchura debe medir dos codos, doce pulgadas según la longitud del sitio.

De las gradas del altar mayor: debe haber 3 gradas, la peana y dos gradas realizadas en mármol o piedra sólida, después de la tercera grada debe ir una madera taraceada, que se extiende dos codos; se extiende hacia los lados 16 pulgadas y debe medir 8 pulgadas de largo.

Del sitio de la imagen crucificada: debe ir en línea recta en el arco abovedado de la Capilla Mayor, una imagen de Cristo en la cruz, realizada en madera. Si no es posible sobre el arco abovedado, debe colocarse sobre la reja que rodea la Capilla Mayor.

Capítulo XII - Del coro

El coro deberá ser cerrado y cercado con celosías de madera, dando frente hacia el altar mayor, o puede ir en la parte posterior de la iglesia, según el tipo de iglesia en la que se encuentre, la colocación del coro también depende de la región, o de la posición del altar. En cuanto a la decoración que va a variar según la dignidad, tanto del clero como de la iglesia.

Capítulo XIII - Del tabernáculo de la Santísima Eucaristía

Se va a colocar fijo, en altar mayor, será elaborado con láminas de plata o bronce doradas o de mármol, llevará grabadas las imágenes de la Pasión de Cristo. Por dentro estará hecho de tablas de álamo cubiertas de paño para evitar que las hostias se echen a perder, su amplitud variará de acuerdo a la dignidad de la Iglesia. Su forma podrá ser octogonal o redonda, según la forma de la Iglesia. En la parte superior tendrá la imagen de Cristo con las sacras heridas.

Capítulo XIV - De las capillas y los altares menores


Este capítulo es bastante repetitivo, sobre información de la iglesia como el tipo de planta, crucero, etc. Lo que menciona es que dentro de la Iglesia habrá capillas menores y cada capilla menor tendrá un altar menor, deberá haber capillas sobre los cruceros de la plantas y también sobre las naves laterales, variaran según el tamaño y la dignidad de la Iglesia.

Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos.

Capítulos XVII-XVIII                                   

Borromeo reafirma el Concilio de Trento en su texto con la aplicación práctica del reglamento. Si el concilio trentino estableció las leyes, Borromeo propone como se llevan a cabo y da un tipo de poder veto al obispo. El obispo sirve como el intérprete y mediador del concilio. Borromeo no se preocupa por el significado teórico de las propuestas del concilio, ni por las obras de arte; más bien se preocupa por una presentación digna de la iglesia católica.

Capítulo XVII - De las sacras imágenes o pinturas

El capítulo XVII refiere a la producción y presentación de la escultura y pintura sacra. Las imágenes sacras ilustran las escrituras, las tradiciones y la historia eclesiástica. Se introducen a las imágenes sacras a la iglesia con un rito de bendición.

Las imágenes sacras tienen un fin didáctico y deben de inspirar piedad en el culto. Se prohiben imágenes apócrifas, supersticiosas, o las que riegan el peligro de interpretaciones falsas. Así como figuras de animales brutos, perros y peces solo se pueden representar cuando se incluye en la narración de alguna historia sagrada.

Se debe ejercer la iconografía prescrita por los padres fielmente. Por ejemplo; las figuras de Cristo llevan una corona distinguida por una cruz, los santos tienen un halo, los mártires llevan una palma en mano, y los obispos portan un bastón pastoral. Sólo se pueden reproducir los santos canonizados por la Iglesia. Se aplica pena o multa a los artistas que no cumplan con las reglas.

Las imágenes sacras no se reproducen no se colocan en la tierra, lugares sucios, o lugares donde se deterioran rápido, como debajo de las ventanas. Se deben destruir las imágenes santas que se encuentren en malas condiciones, irreparables o adoradas en sentido profano.

Capítulo XVIII - De las lampares o lamparín

El capítulo que nos incumbe refiere a los lamparines de la iglesia que se cuelgan suspendidas con una gran cantidad de lamparines impar y una cantidad de velas impares. Las iglesias menores cuentan con 3 ó 5, y las mayores con 7 ó 3 lamparines. La distancia entre los lamparines debe ser pareja y se arreglan en una línea recta. Las lámparas están hechas de oro, plata, o madera, con velas dentro de vasos de vidrio, o bien de bronce en tierras frías. Las formas y medidas variantes se dividen en tres tipos: uno circular y piramidal, uno de madera decorada y dorado, y uno triangular para las lámparas de tres velas. Al  encender nada más una lámpara, se enciende la de en medio. El traductor agrega una nota que hace referencia a la simbología de las lámparas como representativo de las enseñanzas de los apóstoles y los doctores de la iglesia.

Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos

Capítulo XIX                                       

Capítulo XIX - Del baptisterio

Instrucciones:

Dónde se debe construir un baptisterio:

Ÿ  Se debe construir junto con un sagrario en cada una de las iglesias parroquiales, catedrales y en cualesquiera donde se lleve a cabo el cuidado de las ánimas.

Del lugar y de la capilla del baptisterio:

Ÿ  En cada iglesia cabeza de la plebe (iglesias catedrales, arquipresbiterial,        prepositurial, etc.), puede haver un baptisterio con las siguientes características:

Ÿ  Si el sitio lo permite, debe estar orientado hacia el mediodía,
Ÿ  Debe estar construido en nombre de San Juan Bautista,
Ÿ  La longitud de su vacío debe ser de aproximadamente treinta y tres codos,
Ÿ  Se debe emplear una edificación redonda, octagonal o hexagonal,
Ÿ  El techo debe ser obra abovedada o arqueada, cubierto con láminas de plomo,
Ÿ  El pavimento debe hacerse en mármol  o con piedra sólida, y con obra de teselado, y si no es posible, al menos con ladrillo. Asimismo, desde la vía publica el suelo debe quedar a una altura de tres gradas o más, de tal manera que no sea más alto que el suelo de la iglesia,
Ÿ  Una puerta debe mirar al occidente, misma que se adornará con un vestíbulo,
Ÿ  Debe tener numerosas ventanas para que entre la luz.

Del altar de la capilla del baptisterio:

Ÿ  Solamente debe edificarse un altar, construido al oriente, y se debe representar la vida de San Juan Bautista.

Del lugar del baptisterio, donde no puede construirse separadamente una iglesia:

Ÿ  En el caso de no poder edificarse un altar de manera separada, entonces se hará dentro de la iglesia o ermita. Se construirá del lado donde se lee el evangelio.

De la distinción del baptisterio, según la costumbre romana y la ambrosiana:

Ÿ  Costumbre romana: bautismo con efusión de agua,

         La forma será redonda, ovalada u octagonal, el material mármol o piedra, y      se ubicará en medio de la capilla.
Ÿ  Costumbre ambrosiana: inmersión,

         Se ubicará en medio de la capilla, el material será el mármol o piedra, se           descenderá por grada, de tal suerte que asemeje un sepulcro.

Cosas comunes del baptisterio romano y del ambrosiano:

Ÿ  En común pueden tener la cubierta, o ciborio, espacio del sitio, seto, ornato, techo y conopeo.

Del ciborio:

Ÿ  Hágase de mármol o piedra sólida para las iglesias más insignes. Para cubrir el conopeo se utilizará una tela, de seda o media seda de color blanco.

De la columnata:

La columnata que se encuentra en el interior del baptisterio debe estar hecha de acuerdo al modo de la edificación del baptisterio, debe ser ocho columnas, o diez, ordenadas de una en una, o de dos en dos, para el caso que sean diez. Se cubrirán con techo artesonado, o abovedado. Se podrá cerrar la columnata con rejas.

Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos.

Capítulos XX-XXIIX                          

en un principio se puede decir que Carlos Borromeo, aparte de tener importantes cargos eclesiásticos, y haber sido canonizado, fue un teórico del arte, visto así ante nuestros ojos del siglo XX, que bien se adaptó a su momento histórico, en cuanto a las necesidades de la Iglesia. Es evidente que su obra tiene fines para la Contrarreforma, sin embargo, no olvida emplear el criterio y los recursos técnicos más funcionales, muchas veces, independientemente de su sentido religioso. Borromeo utiliza calificativos a manera de imperativos para designar el cómo elaborar parte del ajuar eclesiástico, tales como reverentemente, decentemente, entre otros, según la traducción.

En el capítulo XX habla de la construcción del Sagrario, y algunas de sus características. Éste puede ser de dos formas: se debe adaptar junto a la iglesia que celebre misa, hecho de piedra sólida y se concave a semejanza de fuente bautismal, de cualquier forma. Debe tener un acueducto de forma cuadrada, por el cual corran las cenizas y el agua de la celebración, que a su vez desemboque en una cisterna. Debe tener una entrada con una puerta de madera de nogal con cerrojo y llave. Otra de las formas consiste en la construcción de una ventada cóncava de ca. 20” hecha en piedra.

El capítulo XXI, Del vaso de agua santa, tara de que en toda Iglesia debe haber esta pila de agua, hecha de piedra sólida, sun poros ni grietas, sostenida por una columnilla elaborada. Debe estar en la entrada de la iglesia para que se vean, exentos a la pared, uno del lado de las mujeres y otro de los hombres.

De los ambones y el púlpito, siguiente capítulo, dice Borromeo que probablemente los ambones tienen su origen en las basílicas romanas, que eran de mármol, y que debían hacerse de madera añadiendo esculturas sacras. Son por lo general dos ambones de acuerdo con la magnitud de la iglesia, pero puede haber uno. En el primer caso se coloca uno del lado de la epístola, y del otro, que tiene que ser más alto, del lado del evangelio, o de los varones. en el caso del púlpito, dice que deben ser funcionales para leer el evangelio y dar el sermón. Debe ser de tabla con forma y obras “decentes”, y ubicado al centro de uno de los laterales, para que los oyentes tengan buena visibilidad y acústica.

El capítulo XXIII señala la función y las características que debe tener todo Confesionario. Su función es la de escuchar al penitente. Deben ser de madera firme. La iglesia debe tener el número de confesionarios según el número de confesores que ésta tenga o según las necesidades, pero al menos debe haber dos para que hombres y mujeres no se mezclen. Es parte de la iglesia pero no forma parte de la capilla mayor. Tiene una entrada de celosía, de pequeños agujeros, la cual se cierra en ausencia del sacerdote, para que vagos y sucios no vayan a dormir ahí. Deben medir ca. 80” de altura. Deben tener una tablilla entre ambas personas, en la que el sacerdote recarga su brazo y pueda estar cómodo. Hay también una celosía con una laminilla férrea, en cuyo lado del confesor tiene una ligera tela pegada. De este mismo lado, en la parte superior hay una pintura con la representación de Cristo o la virgen, como símbolo de la absolución, y por el lado del penitente, la representación en pergamino de la Crucifixión. No se deben colocar en el confesionario o cerca de éste, cajitas para limosna.

Es éste un pequeño apartado de todo el tratado del ajuar eclesiástico, pero en principio se puede ver cómo Borromeo destaca ante todo lo práctico de su tratado en función de la adecuación de las necesidades de la Iglesia católica y a las necesidades técnicas.


Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos.

Capitulos XXIV-XXVII                    

Capítulo XXIV - Del tablado para distinguir la Iglesia

En la iglesia, los hombres deben estar separados de las mujeres, de acuerdo con institutos antiguos, y la conseutud testificada por el Beato Crisóstomo. Por lo tanto, se dividirá la iglesia desde el ingreso de la capilla mayor, hasta la puesta mayor por un tablado trazado en línea recta por en medio del centro de la iglesia, mediante columnillas de madera sólidas, a cinco codos de distancia firmemente pegadas al pavimento. La entrada mayor debe quedar dividida a la mitad para que se distinga la entrada de los varones de aquel de las mujeres.

En el tablado habrá algunas puertas para ciertos lugares que deben tener batientes y pestillos para que solo se abran cuando sea necesario y así poder pasar de un lado a otro. Para que los fieles vean más fácilmente al predicador debe haber un tablado más bajo, hecho con tablas unidad con grapas de fierro y cerradas con pequeños pestillos, para que cuando se necesite puedan abrirse y bajarse, colgadas de las mismas grapas.

Capítulo XXV - De los bancos para las mujeres, a los cuales llaman escañuelos

El obispo debe autorizar el uso de escañuelos, que serán colocados en la parte septentrional del lado de las mujeres, para que estas se sienten y se hinquen.Deben ser tres viguetas o pequeñas tablas de encina (de cinco pulgadas de grosor, con una longitud de tres codos y dieciséis pulgadas y una altitud de ocho pulgadas), colocadas rectas en el suelo, separadas cada una a tres codos para poder moverse cuando sea necesario. Su número dependerá de la amplitud de la iglesia y deberán colocarse lejos de la capilla del altar mayor aproximadamente a ocho codos, y a cuatro codos del tablado intermedio o de cualquier otro altar.

Los hombres no tendrán escañuelos para hincarse a menos que les sean concedidos, estos serán igualmente confeccionados de tablas taraceadas, de forma oblonga y sin respaldo; deberán colocarse pegados a la pared o entre los espacios rectos del intercolumnio, además deben ser transportables para que no estorben y para que los que estén sentados no queden detrás del santísimo sacramento y no se peguen a los altares.

Capítulo XXVI - De la torre del campanario y de las campanas

La torre de las campanas será de forma cuadrada o de otra forma según disponga el arquitecto, de acuerdo con el tipo de iglesia o lugar, así mismo el alto de la torre dependerá de este y de la amplitud de la iglesia..

El número de tablados será también decisión suya; el fondo abovedado, y las demás cosas superiores serán confeccionadas con tablillas firmes y lo alto igualmente se hará con una obra abovedada. En cada tableado habrá ventanas erigidas por todos lados, que serán un poco más largas y además exhiban una forma más elegante. Las que estén en el tablado alto se distinguirán con columnillas o pilastras.

Las escaleras serán según la medida de la edificación; pueden ser de caracol u otra forma, de piedra o madera pero que hagan el ascenso cómodo y no peligroso. El fastigio (lo más alto de alguna cosa que remata en punta) no será triangular sino circular o piramidal y en su superficie una efigie del gallo firmemente fijada, podrá sostener una cruz erecta. La entrada debe quedar bien protegida con batientes y pestillos para quede cerrada y sólo se abra cuando sea necesario. Esta torre se erigirá en la cabeza del atrio o pórtico, que esta cerca de los foros de la iglesia, pero donde no hay atrio, por la mano derecha del que entra y de tal modo desunida de otra pared que pueda circundarse.

Si es una catedral debe tener siete campanas o mínimo cinco; si es colegial tres, una grande, una mediana y otra chica; si es una parroquia tres o al menos dos y con distinto concento de sonido perfectamente unánimes entre sí, según la naturaleza y significación de los oficios que se hacen. Una iglesia sencilla u oratorio tendrá una campanilla. Es conveniente incluir en la torre un reloj de acuerdo con la forma del edifico para que registre cada hora y sea anunciada, por dentro con el sonido de una campana y por fuera, con la efigie de una estrella que se conduzca en círculo, colocada en un lugar manifiesto.

Pero si una iglesia no puede costear una torre como la antes mencionada, puede erigirla en un ángulo de la iglesia, por la derecha de quien entra, no lejos de la puerta: debe sobresalir de la iglesia y contar con una entrada por dentro del lado de la iglesia, protegida con batientes y cerrojo. Pero si la falta de recursos es grave, pueden construirse pilastras de ladrillo pegadas en la parte más alta de la pared y las mismas arqueadas, de donde se suspenden las campanas (espadañas); las cuerdas tractoras no deben pender en la capilla mayor o alguna otra o a media entrada de la iglesia; estas deben ser conducidas o arrastrada a través de un tubo lígneo insertado en la bóveda para evitar destruir la obra abovedada.

Las campanas no deben colocarse hasta que sean consagradas conforme al solemne rito instituido de la iglesia, de la bendición y de las preces. Tampoco deben colocarse campanas que contengas alguna cosa profana esculpida o inscrita; sólo aquellas que tengan una imagen sacra, la del santo patrón o una inscripción pía.

Capítulo XXVII - De los sepulcros y cementerios

Los presbíteros y otros hombres eclesiásticos se sepultarán dentro de la iglesia. El lugar de la sepultura episcopal en la basílica catedral puede estar delante de los vestíbulos o de la entrada del coro, nunca en el coro ni en la capilla mayor, sino fuera de sus límites, en un lugar decente y conveniente a su dignidad. Estará separada  de las demás sepulcros canonicales y además en algún lugar insigne episcopal. Habrá dos sepulcros canonicales por el lado derecho de la sepultura episcopal, separados por un espacio; aquí se sepultarán los canónigos y los comisionados con alta dignidad capitular. Habrá otros tantos por el lado izquierdo separados entre sí, donde se enterrarán a los demás sacerdotes, clérigos y ministros eclesiásticos. En las iglesias habrá tres sepulcros delante del coro o lugar más digno nunca en el coro, la capilla mayor o en otra. Uno estará situado en medio, donde se inhumarán los prepósitos, los arquipresbíteros o sus rectores, otro será para los canónigos y el tercero los demás sacerdotes clérigos y ministros eclesiásticos. En las parroquias habrá dos sepulcros, una para párrocos o rectores y otra para clérigos parroquiales.

Las sepulturas comunes; solo serán permitida cuatro en la entrada de la iglesia, si es que no se pueden realizar ni en el atrio, el pórtico, las salas de juntas, o el cementerio. Los sepulcros propios de los laicos los debe autorizar el obispo y no se construirán cerca de los altares según el Concilio de Bari (1098) por lo tanto la boca sepulcral debe quedar retirada de su escabel o peana a una distancia de tres codos, debe ser una abovedada, que no sobresalga del suelo de la iglesia y deben construirse tanto del derecho como del izquierdo de la iglesia para que queden uno enfrente del otro.

Para que no hiedan deberán cerrarse con una cubierta doble, ya sea cuadrado o de otra forma decente, que sea de piedra sólida; la cubierta inferior será de piedra tosca y la superior de piedra pulida y entre una y otra habrá un espacio. En medio de la cubierta superior habrá un anillo para levantarla que tampoco debe sobresalir. Esta cubierta no deberá presenta la cruz o una efigie sacra para evitar mancillarla. Tampoco se hará ornato o escultura incisión o inscripción en relieve o con teselas, aun si no sobresalen, todo debe ser aprobado por el obispo.

Los cementerios estarán unos en el pórtico o atrio de las iglesias, por el frente, por la espalda, por el lado septentrional y otros por el meridional. Los que estén erigidos por el frente están más expuestos por el tránsito, a los animales, los paseos, reuniones y acciones indignas a este sacro lugar, siendo estos violados, por lo tanto se evitará hacerlo al frente, si se tiene la posibilidad de hacerse por otro lado. En la parte septentrional debe escogerse un buen lugar para que no interfiera el tránsito de las casa clericales, la mirada de ventanas, el saledizo de la goteras, etc.

Los cementerio deben ser amplios, de acuerdo con el espacio de la iglesia y el número de habitantes; pueden ser de forma oblonga o cuadrada y con paredes de siete codos de alto para obstruir el paso de animales. Las paredes por fuera estará blanqueada pero en los lugares más insignes será decente, si por dentro se guarecen con pórticos, las paredes por lo menos se deben de adornar con alguna pintura sacra. En medio debe colocarse una cruz hecha con auricalco o mármol u otra piedra sólida, apoyada en una columna marmórea o lapídea o en una pilastra compuesta, se debe cubrir decentemente, también puede construirse de madera, eregida en alto.

En donde se pueda se construirá una capilla hacia el oriente, en donde se hará las preces por los muertos. también se tendrá un vaso de agua santa con aspersorio, pero no colgado, sino que pueda moverse para el uso de aperjar. También habrá un lugar llamado osario, con paredes, techo y bóveda, a la mirada de todos donde se colocarán los huesos de los muertos alguna vez desenterrados, para colocarse en orden.

Las entradas al cementerio pueden ser tres por el frente según el sitio, sino se harán por un lado; si el cementerio es contiguo a la iglesia habrá una puerta que los comunicará para los santos oficios o las procesiones. En la parte superior externa de la entrada mayor al frente, se colocará la imagen de una cruz con la imagen de una cabeza o cráneo de un hombre muerto, fija en el extremo de la cruz. Las entrada serán protegidas y cerradas con llave.

Tampoco deber haber vides, árboles, arbustos o raíces de cualquier género, ni siquiera heno o hierva verde; deben estar lejos montones de leños y palos así como montones de piedras o pedacería  toda cosas que repugne a la santidad, religión y decoro del lugar.