¿Alguna vez se han experimentado de una manera tan diferente que pareciera que la persona que fueron ayer ya no lo es más? ¿Alguna vez se han sentido tan vivos o tan muertos que da la impresión de que ya no hay marcha atrás? ¿Alguna vez han logrado discernir entre sus paradigmas de ayer y entelequias de hoy?
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Cuatro veces he muerto, y sin embargo estoy aquí.
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1993: La promesa de la vida
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Murió el chico de brackets horribles. En realidad la vida me empezó a saber a tal cuando en 1993 aterricé en mi mismo. Mi ser adolescente de 16 años había vivido en un mundo ficticio en el cual había mucha imaginación, desolación y ante todo, inseguridad. ¡Qué gusto tener 16 añitos! Parecía que la vida estaba delante de mí. Paradigma: la vida es vida. Problema: en mi contexto se me estaba educando para militar en la mediocridad absoluta de la casi insostenible clase 1/2 salinista. Resultado: inseguridad + mediocridad + ficción: adolescencia + ó - normal, primera adultez demasiado difícil.
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1999: Mi camino "espiritual"
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El chico que de 1993 a '98 había encontrado la vida demasiado difícil, absolutamente pesada, increíblemente incomprensible, pero que al mismo tiempo tampoco quería ser un loser tan obvio plantó cara sus "aspiraciones" y cambió la entelequia mundana por la entelequia espiritual. Murió el chico promesa, nació el chico spiritual. No quería ser buga, no quería ser gay, no quería ser bi; no quería ser rico, ni tampoco tan pobre, no quería ser famoso (más por inseguridad que por convicción), y ciertamente la gran promesa de la entelequia espiritual ofrecía una idea abrumadoramente tentadora: ir a refugio... El enamoramiento para con la "religión" devino en una cantidad eventualmente de ideología y heartache.
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2003: Los fantasmas del armario salen para jalarte las patas
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Mi adolescencia real comenzó en 2003. La carga era demasiada: una salud que a los 26 años era espectacularmente frágil; una ideología pseudo-espiritual que era ya insostenible ante la autorefutación de sus tesis; años de negar mi naturaleza muy mundana, contradictoria, pero también espiritual. Además, la crisis económica me clarifica que se acabó la época de ser parásito, la época de la buena viva, y ahora sí, sea bienvenida la verdadera edad adulta. Le plaisir, C'est fini.
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2004: Resurrección. Rough&Ready. Worldy, mildy spiritual & lovin' it!
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El año antedicho debe estar ranqueado entre los peores que jamás haya vivido. Un año emocionalmente horripilante. Pero un año muy bueno para la cabeza. Fuera ideologías exorbitantes, fuera prejuicios, fuera inseguridades. Hay que luchar, hay que vivir, hay que tener ambiciones y llevarlas a cabo. El mundo es un pastelote, y ciertamente quiero más que un pedacito. Sí, tengo una aspiración genuinamente espiritual, pero también vivo en el mundo de la vida. Mi definición: I'm a Buddhist mugged by Reality. Una muerte muy violenta, pero cuya resurrección ha sido la más importante.
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