dimecres, de novembre 30, 2005

Cosas nostálgicas: un ensayo sobre Botero

Lo escribí hace muuuuchos años, en 2001, pero todavía se lee bien. :-)

FERNANDO BOTERO
Visión pictórica

Tuvo que inventarse su propia pintura, puesto que nunca tuvo a nadie que se la revelara, su maestra ha sido la Historia del Arte y sus indagaciones personales. Se define como autodidacta. Llego a la conclusión que la pintura es color, además de que necesita de formas. También existe un tema, y la combinación produce al final una expresión.

Después de sus estudios en Italia (vid. influencias determinantes) se acentuó su deseo por lo “enorme, fuerte y monumental”. Al principio quería incluirlo todo aquello que admiraba, pero después aprendió que al utilizar menos se expresa más.

Al realizar la mandolina (“Naturaleza muerta con mandolina”, 1956), después de aquella pieza, sintió que su mundo logró expandirse. Pasó a las figuras y de pronto fue creando un universo de formas grandes, que encontraban un superlativo en los detalles pequeños, mismos cuyo objetivo es no disturbar a los grandes volúmenes.

Botero define la forma como la visión que tiene de la naturaleza (excluyendo el color). Es una exaltación de la realidad, del volumen; sensualidad. Una visión que debe ser siempre diferente. Asimismo, define el color como la parte definitoria de la pintura, el color produce paz porque da equilibrio a la composición, cada parte tiene balance gracias al color. En términos de volumen: “Son formas amplias que responden al deseo de crear grandes campos de color. Esa dilatación encierra un deseo de expresarme a través del color en una manera contundente.” El maestro sentencia que en el gran arte todo está en calma, aun las figuras que se encuentran en movimiento.

Le disgustan las sombras, puesto que ensucian o destruyen la idea de plasmar el color tal y como le interesan. Al pintar nunca piensa que el color venga de afuera; usa un mínimo de sobras de tonos oscuros porque necesita reforzar la idea de volumen. Disgusta de luz exterior por considerarla antipictórica. Para él, lo único que existe es la forma y el color interior. En su pintura nada es gratuito, todo es necesario.


Temática:

Botero pinta lo que conoce, y eso tiene raíces en la infancia y la adolescencia, es el mundo fundamental que pinta. Pese a que ha vivido durante muchos años en Francia o Estados Unidos, no gusta de pintar un tema norteamericano o europeo. Se dan algunos personajes europeos, mas estos tienen que ver con recuerdos de ilustraciones en libros.

Realiza un boceto rápido donde organiza la idea básica; hace una cuadrícula mínima en la tela, utiliza tiza blanca para situar la composición. No pinta con caballete, sino que cuelga la tela sobre la pared; utiliza telas de color salmón, preferentemente.

Desde su juventud buscaba la monumentalidad, le llamaba la atención la desproporción, en la cual se sentía cómodo y mediante la cual entendía al arte como la transformación de la naturaleza. En este periodo de su vida se vio influido por el periodo azul y rosa de Picasso; por la monumentalidad de algunas piezas de Orozco, y después por Van Gogh y Gauguin.

Le interesan las cosas inesperadas, lo improbable. En ocasionas pinta con el tema de los prostíbulos, y esto se debe a que en Medellín otrora existía una zona de tolerancia, misma que le parecía bastante animada, como una zona de carnaval, donde no se daba la distinción de clases sociales.

No le interesa representar la condición humana, le interesa la figura humano en tanto posibilidad compositiva; sus personajes no tienen dimensión humana. Todos provienen de un prototipo que él inventó, prototipo cuyo objetivo es quitarle dimensión moral o psicológica al personaje, son entes sin alma. “Lo que hago se encuentra cerca de la abstracción sin serlo. Digamos que creo en una actitud abstracta. Veo mi figuración como una figuración abstracta.”
Piero della Francesca y el Quattrocento:

“En Arezzo encontré la esencia del clasicismo de Piero della Francesca; me asombró como este gran artista obtenía la plenitud de la forma, la organización del espacio y la perfecta armonía cromática.”

“Sus figuras serenas me daban el sentido de eternidad y perfección.” El color amalgamado con la forma se convertía en una abstracción ideal. La línea muy baja del horizonte permitía la majestuosidad. La teoría sobre la síntesis forma-color significaba el volumen en la perspectiva sin el recurso de la sombra. Piero della Francesca logró dar una idea total sobre el volumen, asó os colores casi planos ocupaban espacios y producían un aspecto cromático. El paisaje comenzaba a tener contacto con la realidad. Tal vez son los primeros de la historia del arte que no son imaginarios.

Hieratismo: Con respecto a la quietud en las pinturas de Botero, de della Francesca aprendió la sugerencia de quietud. Le gusta el hieratismo, interpreta que hay mucha insinuación en el momento paralizado. Le atrae la mirada vacía; es una mirada ausente puesto que no está de acuerdo con que los personajes miren al espectador, ya que la mirada no permite observar el resto del cuadro.

Estrabismo: los bizcos en sus cuadros miran hacia su interior y hacia afuera, gusta de la mirada desordenada, mirar sin mirar, a veces lo hace para divertirse y otras para quitarle solemnidad al cuadro. No le cree en eso de darle una personalidad al retratado.

Fuentes: constantes en las entrevistas que ha dado en la década de los noventa.
Obras recomendadas:
Catálogo de exposición "Donación Botero", Museo de Antioquia.
Mario Varga Llosa, "Botero"
Catálogo "Botero; nuevas obras sobre lienzo"