diumenge, de juny 04, 2006

Las ideas estéticas de Marx - 3a. parte

HISTORIOGRAFÍA DEL ARTE OCCIDENTAL
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Por Ariadna Ramonetti

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Sobre arte y sociedad
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Arte y sociedad tienen una relación histórica estrecha. El arte mismo es un fenómeno social que revela aspectos esenciales de la condición humana por distintas razones:
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a) La actividad artística es una actividad humana esencial, producto de la relación entre el artista y su medio.
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b) La obra de arte tiene como finalidad establecer nexos comunicacionales entre el creador y otros miembros de la sociedad (receptores), quienes sin ser creadores, sienten la necesidad de “absorber” ésa experiencia humana que el artista ha sabido objetivar.
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c) Dicha obra puede “afectar” a los demás, ya que según el texto, ésta puede ser entendida como fuerza social cuya carga emocional o ideológica, es capaz de conmover a los receptores.
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§ El arte, al rebasar la particularidad histórica que lo genera (arte entendido como producto de su tiempo), se vuelve universal, enriqueciendo así la experiencia humana.
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§ Según el autor, el arte y su relación con la sociedad, no sólo deriva de la dialéctica entre lo universal y lo particular, sino también de la doble condición de la obra como fin y medio, como unidad que contiene valores intrínsecos y extrínsecos.
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§ El fin último de una obra de arte es enriquecer la experiencia humana a través de satisfacer sus necesidades de expresión y comunicación.
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§ El arte no es imitación de la realidad natural, sino creador de una nueva realidad.
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§ El valor más importante dentro de una obra de arte es el estético (valor intrínseco), aunque éste se acompaña de otros valores como el político, el moral y el religioso (valores extrínsecos). El predominio de uno u otro valor dentro de una obra determinada, depende del contexto histórico-social concreto que rodea al objeto artístico, expresando, así, los intereses de la clase social dominante.
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§ En distintas etapas históricas, la clase social dominante ha manipulado los valores intrínsecos y extrínsecos en la obra para que domine un valor sobre otro, quebrantando así la unidad dialéctica de lo particular y lo universal.
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Grecia: Arte al servicio de la política.
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E. Media: Arte al servicio de la moral y la religión.
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*En los dos anteriores la producción está al servicio del hombre, el artista creaba en “armonía” con la sociedad.
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Renacimiento en adelante: Arte al servicio de las leyes de producción impuestas por la burguesía y el Estado. El hombre ahora, está al servicio de la producción ya que su fuerza de trabajo se transforma en mercancía (obra de arte incluida). El capitalismo, como sistema económico, banaliza la existencia humana, por lo que el artista se rebela, generando así el arte “moderno”, entendido como un intento por escapar a la masificación de la existencia. Esta “rebelión” puede equipararse a las revoluciones llevadas a cabo por el proletariado a lo largo de la historia reciente.
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§ El arte “moderno” se vuelve así, una vía (ideal) para conquistar y testimoniar la verdadera riqueza humana, y reaccionar contra una sociedad en la que sólo rige la ley de la producción material capitalista.
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§ Por las condiciones sociales que envuelven al ser humano, el arte se individualiza mucho más, alejándose del pueblo y desvinculándose de su entorno; por lo que los nexos comunicacionales entre creador y receptor, se rompen, negando así la esencia misma de la actividad artística en general (que ya expliqué en los incisos).
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§ El autor propone, como solución al quebrantamiento entre arte y sociedad, que éste se vincule con su entorno a través de medios de expresión (no dice cuáles) que aseguren la comunicabilidad, a tiempo que el público busque el arte “verdadero”, el cual está alejado de la masificación, enajenación y degradación impuestas por el capitalismo.
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§ El sistema económico actual asegura la difusión de un arte “falsificado”, que vive gracias a los poderosos medios técnicos que se hallan en manos de fuerzas sociales cuyo interés es el de mantener un mundo alienado.
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§ El problema de la comunicabilidad artística es inseparable del problema de comunicación humano (tanto en la esfera individual como comunitaria) que existe a partir de la era del capital.
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§ El “nuevo” arte debe ser solidario a las causas sociales que pugnan por poner fin a la disociación actual entre individuo y comunidad; por lo que la liberación del público, compete tanto a artistas como a educadores estéticos y es inseparable de la emancipación económica y social de la sociedad entera.
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La concepción de lo trágico en Marx y Engels
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Las revoluciones son un intento radical por resolver las contradicciones de clase. Algunas triunfan y otras son derrotadas, ingresando así, al mundo de lo trágico. Para que esto ocurra, se requiere que: el carácter del conflicto, la acción de las fuerzas en pugna, las condiciones que la originan, y el desenlace, muestren características esenciales de una situación trágica.
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Características de la tragedia
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§ Persigue fines universales (relacionados con la condición humana)
§ El héroe sólo puede afirmar su condición humana (entendida como fin universal) a través de luchar por un fin vital, el cual exige su propia muerte.
§ El conflicto es radical e irreconciliable
§ El carácter del conflicto está determinado por la grandeza de los fines que se persiguen.
§ La naturaleza trágica del conflicto proviene de una serie de imposibilidades humanas como: incapacidad de renunciar al fin por el que se lucha e imposibilidad de alcanzarlo felizmente.
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§ Interés de Marx y Engels por la tragedia revolucionaria
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Marx y Engels no abordan el problema de la tragedia como teóricos literarios, sino como forjadores de un arma teórica que liberará al proletariado.
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Su teoría es una guía para la acción, y de ahí su interés por el lado trágico de la acción revolucionaria y su naturaleza, su forma histórica y las condiciones que determinan su victoria o fracaso.
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Características de la tragedia revolucionaria
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§ El conflicto no se libra entre individuos sino entre clases sociales.
§ Al igual que en la tragedia, el conflicto es radical e irreconciliable debido a la serie de imposibilidades con las que se enfrentan las fuerzas en pugna (clases sociales).
§ El conflicto revolucionario no es trágico mientras la lucha no desemboque necesariamente en la muerte o derrota.
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Marx y Engels analizaron el fenómeno de lo trágico como una forma de resolver los problemas vitales que podían manifestarse ante el fracaso de una revolución. Subrayaron aspectos sobre el verdadero papel de los jefes revolucionarios y de los pueblos (entendidos como héroes trágicos), el carácter que deben asumir sus acciones y el modo en que éstos enfrentan las contradicciones entre el fin y los medios (limitaciones en ambos casos).
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Principios sobre la tragedia revolucionaria según Marx y Engels
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§ No puede haber conflicto trágico revolucionario cuando de él están ausentes las fuerzas revolucionarias, ya que éste es, necesariamente, un conflicto de clases.
§ La conducta de los héroes de la tragedia revolucionaria debe explicarse en un contexto histórico-social.
§ Las fuerzas en pugna están condicionadas históricamente, tanto en sus aspiraciones como en la imposibilidad de satisfacerlas.
§ La esencia de la tragedia revolucionaria no debe radicar en un conflicto abstracto (de ideas), sino en un conflicto histórico (de clase). Dicha esencia se alimenta de las contradicciones profundas de la vida real.

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II.- El destino del arte bajo el capitalismo
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1.- La hostilidad de la producción capitalista al arte
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Cabe aclarar que Marx señala dentro de este capítulo la oposición entre arte y capitalismo sin explicar en qué consiste dicha oposición. Tampoco aclara hasta qué punto dicha oposición limita el desenvolvimiento artístico. Las conclusiones al respecto de este segundo enunciado, pertenecen al autor del libro y no a Marx o Engels.
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§ Según Marx, la producción material capitalista no favorece el desenvolvimiento artístico e incluso se vuelve contra él. Esta negatividad no se da por el tipo de mediaciones que explican el desarrollo desigual del desenvolvimiento artístico (ejemplificadas a través del arte griego en los incisos posteriores), sino por el carácter mismo de la producción capitalista, que por esencia, es una formación económico-social opuesta al arte.
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§ A una producción material más desarrollada, no corresponde (necesariamente) un arte superior, y si la creación artística alcanza determinado florecimiento, no es gracias a la producción material capitalista, sino a un intento por volverse contra ella.
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§ Cuanto más se aleja la producción espiritual de la material, mayor es también la desproporción existente entre el desenvolvimiento artístico y el económico.
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§ Según Marx, el arte griego, entendido como cumbre del desarrollo artístico, se dio en una sociedad caracterizada por un bajo nivel de las fuerzas productivas. La razón de este desenvolvimiento “irregular” no está en el carácter de la producción, sino, en la naturaleza de las mediaciones o eslabones intermediarios entre la base (creador) y la supraestructura (receptor). (según el autor, no Marx)
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§ De acuerdo con la “ley” del desarrollo desigual del arte y la economía, en una sociedad económicamente inferior, el arte puede florecer. Es decir que, en ninguna de las sociedades precapitalistas la producción material era hostil al arte, ni siquiera den sus orígenes. Esta “ley “enunciada por Marx, no establece que haya un tipo de producción material que sea favorable u hostil al arte (además del capitalismo); ni señala las condiciones en que determinado tipo de producción influye en éste.
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§ Marx no toma en cuenta que el arte siempre ha gozado de una autonomía relativa, al margen del tipo de producción material que predomine en la sociedad; por lo tanto, el desarrollo desigual del arte antes mencionado, no tiene nada que ver con el desarrollo económico-social, sino con los intermediarios que existen entre el creador (base) y el receptor (supraestructura) de la obra.
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§ Por otro lado, cabe destacar que: aunque el arte no pierde su autonomía relativa ante el capitalismo, ésta tiende a desvanecerse más que en cualquier otra etapa histórica. Sin embargo, el arte sigue floreciendo, tanto al margen del capitalismo, como supeditado a sus leyes de producción.
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2.- El artista y la sociedad burguesa
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La contradicción esencial entre arte y capitalismo explicada anteriormente; se da independientemente de la actitud del artista y no debe confundirse con la contradicción que expresa el “divorcio” entre el creador artístico y la sociedad burguesa. Dicha contradicción se manifiesta en el hecho de que el artista no encuentra en la realidad burguesa un motivo artístico, ya que el creador no comulga con las relaciones sociales que brotan en el régimen capitalista, negándose (en algunos casos) a integrar su obra en dicha sociedad. Esto genera un arte que expresa la inconformidad y rebeldía del artista ante el mundo que lo rodea.
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Las relaciones entre el artista y la sociedad burguesa no siempre han tenido este carácter. Cuando la burguesía era una fuerza social en ascenso, promovía nuevas ideas y modos de hacer.
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Por ejemplo:
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§ En el Renacimiento el arte fue un arma espiritual y propagandística que estaba en manos de a burguesía, la cual manifestaba sus aspiraciones humanistas a través del arte, como nuevo medio para aprehender la realidad.
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§ En la Revolución Francesa, el arte pagado por la burguesía fue medio de propaganda contra el viejo régimen aristocrático.
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§ Para afirmar los nuevos valores revolucionarios, el arte retorna al clasicismo, impregnándolo de un nuevo contenido ideológico.
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Esta relativa armonía del arte con los ideales de la sociedad que lo ha engendrado, perduran hasta que la nueva clase social en el poder se muestra ya no como una clase particular, sino como representante de toda la nación (Estado).
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§ El neoclasicismo, transformado en arte oficial, trata de servir a los ideales de la burguesía a costa de embellecer la realidad misma; y es por esto, que desde los comienzos del siglo XIX, los artistas adquieren conciencia de que la realidad social presente era inaceptable, acogiéndose al arte como vía más adecuada para afirmar su personalidad ante ella.
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§ El romanticismo representa la ruptura del artista y su contexto económico-social. Con el capitalismo todo se ha vuelto abstracto e impersonal, por lo que el artista romántico asume una actitud antiburguesa en la que exalta su individualidad creadora y crítica a tiempo que hermetiza su lenguaje para rechazar los valores impuestos por la realidad social que lo rodea.
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§ A lo largo del siglo XIX y principios del XX el principio fundamental proclamado por los artistas se resume a que la vida burguesa no merece ser exaltada.
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§ Desde el romanticismo, la burguesía no ha podido contar con un arte que se solidarice con sus valores e ideales de clase. El arte propiamente burgués es la prolongación de un clasicismo convertido en academicismo, el cual muestra una realidad idealizada que trata de justificar una vida burguesa que el artista se niega a aceptar como territorio propio del arte.
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§ Desde que la sociedad capitalista se ve desgarrada por sus contradicciones fundamentales, el artista se ve en la imposibilidad de armonizar con una realidad “deshumanizada”, y es así que a través de su obra tiene que “negar” ése mundo para salvarse a sí mismo y su libertad de creación.

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3.- Carácter histórico-social de las relaciones entre el artista y el público
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§ Es un hecho que el artista es producto de una sociedad determinada y tiene que crear y subsistir en el marco de las posibilidades que ella le ofrece. El arte habrá de ser para él medio de desenvolvimiento de su personalidad, pero también medio de subsistencia.
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§ Las condiciones materiales de existencia del artista revelan el tipo de relación existente entre él y el consumidor (público), y ponen de manifiesto, el estatuto de la obra de arte dentro del sistema de relaciones sociales dadas. Todo esto se haya determinado por el carácter de la producción material y de las relaciones contraídas por el artista.
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§ En la sociedad griega antigua el artista crea para la comunidad de hombres “libres”(ciudad-Estado o polis), no hay un cliente particular y por lo tanto, no existe una producción libre para el mercado. El artista sólo puede desarrollar sus posibilidades creadoras si se pone al servicio de la polis. Por otra parte, la ciudad-Estado no ve en el arte un medio de enriquecimiento material sino un medio para elevar al hombre conforme a los ideales de la comunidad. El carácter de la producción artística se haya determinado por la producción material (ver II).
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En la antigua Grecia no se escatima en gastos “artisticos” puesto que el arte cumple la función de educar a la comunidad, quien es el consumidor de toda la obra que se produce en la polis.
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§ En la Edad Media el artista y el público siguen manteniendo una vinculación directa, pero el cliente ya no es el Estado, sino la iglesia. La función política del arte abre paso a su función religiosa, como medio de difusión del culto y elevación de la conciencia moral. El destino del arte queda así, vinculado al culto de las imágenes como nuevo instrumento pedagógico.
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Aunque haya cambiado la función del arte, la relación entre el productor y el cliente es una relación directa e inmediata. El arte queda así, sujeto al contenido ideológico que le imprime la religión, generando obras que más que ser realistas, alegorizan una suprarrealidad.
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El artista comparte el contenido religioso que el consumidor –la iglesia- quiere que exprese, por eso es que no existen conflictos entre la personalidad creadora y las prescripciones del consumidor. El carácter de la producción artística es espiritual, y por tanto, ajena a la producción material.
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En la Alta Edad Media, el artista entra en relación con el consumidor a través del taller (asociación de trabajo); intermediario que se convertirá, con el tiempo, en una limitación de su personalidad creadora y de su capacidad para entrar en relación directa con el consumidor. El artista comienza a trabajar fuera del taller, esto engendra competencia y el artista tiene que agruparse de nuevo para proteger sus intereses; pero, a diferencia del taller, esta nueva agrupación –el gremio- no cuestiona la personalidad creadora del artista, solo coordina los intereses personales que pueden verse amenazados por la competencia.
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En la baja Edad Media, con los primeros brotes de la burguesía urbana, la iglesia pierde su carácter de cliente exclusivo, ya que por primera vez feudos y municipios encargarán obra
Nada de esto alterará la relación productor-consumidor, puesto que aún no hay intermediarios.
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§ En el Renacimiento la posición social del consumidor cambia, ya que los encargos de iglesias y feudos dejan paso a los individuos concretos, que ya no son sólo nobles, sino también burgueses ricos. El nuevo intermediario es el mecenas, quien ayuda al artista a sustraerse del acoso de la competencia, a tiempo que “asegura” su existencia material y el ejercicio de su libertad creadora. Sin embargo, la consecuencia de dicho sistema proteccionista, es la disminución del carácter público y social del arte, su función ya no es educar, sino afirmar el prestigio de quien encarga la obra.
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La relación entre el productor y el consumidor no ha cambiado aún; sigue siendo una relación directa y personal, aunque su función particular se haya modificando (difusión de valores supraterrenos / exaltación de glorias terrenas / legitimación de una nueva posición social).
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§ En la medida en que se desarrolla la clientela individual, el artista tiene que satisfacer una diversidad de gustos y necesidades, surgiendo así los primeros conflictos entre la personalidad creadora del artista y los encargos que expresan el gusto del consumidor. El arte comienza a ser visto como algo “improductivo” al ser medido con el criterio y los valores de la producción material. A partir del Renacimiento y hasta el Romanticismo, las condiciones de existencia son, para el artista, condiciones materiales de su creación. Su creación no aparece (aún) como condición material de su existencia.
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§ El artista trata de asegurar su libertad de creación “escapando” a la relación directa y personal con el cliente, es decir, creando sin encargos directos previos. Para ello crea una serie de obras que le satisfacen y las ofrece a posibles consumidores. El artista ya no es quien se ajusta al gusto del consumidor sino a la inversa, por lo que el artista comienza a crear, anticipándose con su oferta de una obra ya creada a una demanda aún inexistente.
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§ En la nueva etapa capitalista se disuelven los lazos concretos entre productor y consumidor. El producto ya no se crea para un consumidor específico , sino para uno ajeno y abstracto, al que sólo estará unido a través de los intermediarios que conforman el mercado.
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El artista llega a pensar que esta relación es la que mejor responde a sus aspiraciones de crear libremente, pero en realidad se trata de una relación impuesta por determinado carácter de la producción material, por la producción capitalista y la organización social correspondiente. Esta relación será la que regirá en la sociedad burguesa, la cual apreciará la obra artística sólo por su productividad material.
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§ A medida que la producción capitalista se extiende, la obra deja de ser un objeto improductivo –en sentido material-, para convertirse en mercancía, en producción para el mercado, convirtiendo al artista en un servidor asalariado.
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§ En la actualidad, la obra de arte no es sólo una mercancía, sino un valor especulativo controlado por galerías de arte. Esta situación orilla al artista a buscar la innovación por la innovación, y someterse a una competencia ya no entre iguales sino contra estrategias de mercado y técnicas publicitarias que empleadas por las galerías para “lanzar” al mercado sus nuevos “productos” artísticos.
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§ En conclusión, al hablar de la hostilidad del capitalismo al arte, Marx se refiere, ante todo a la reducción implacable de la producción artística a las leyes de la producción material.