Carlos Vázquez Úbeda (1869-1944)
Óleo sobre tela, 194.5 x 248 cm
Una joven ansotana acaba de casarse. Se encuentra en una habitación rodeada, presumiblemente, de familiares, que esperan la fiesta con expectación. Ella luce más bien aprensiva, distante y cansada, tras la fatigosa labor de cambiar de atuendo varias veces durante el día, de soportar la larga ceremonia religiosa, de ser el centro de atención del pueblo a lo largo de una semana, y tal vez, del hecho de casarse. Boda de Ansó captura el ánimo de una muchacha en un momento específico, en el que intervienen las tradiciones ancestrales y la visión curiosa y romántica de un pintor forastero.
Carlos Vázquez Úbeda (1869, Ciudad Real – 1944, Barcelona) fue pintor e ilustrador. Su larga y distinguida carrera se caracterizó por la constante representación de escenas costumbristas, de tipos locales y tradiciones de España. Formado en Madrid y Francia, su trabajo convive entre lo tradicional, inclusive conservador, arraigado en la corriente llamada Realismo Español en la que el mercado le demandaba retratos y folklore, así como en el Modernismo, que se manifiesta plenamente en las ilustraciones que realizó para publicaciones de toda índole. Es en la obra gráfica e ilustradora donde Vázquez Úbeda jugaba con la forma y se permitía un mayor dinamismo temático.
El Valle de Ansó se sitúa en el pirineo aragonés, en el norte de la Península Ibérica. Su lejanía y encerramiento en medio de la cordillera propició el desarrollo de una tradición distintiva, y que llamó poderosamente la atención de viajeros, estudiosos y curiosos a lo largo del siglo XIX. La combinación de colores y lo elaborado de la indumentaria típica del valle, inspiraron a diversos artistas a utilizarlos como tema, entre ellos se cuenta a Joaquín Sorolla, que en su serie sobre tipos españoles se encuentra un Tipos del Valle de Ansó (1914), que resguarda el Museo Sorolla de Madrid.
El autor se preocupó por estudiar minuciosamente los trajes nativos, que constituyen un personaje en sí mismo dentro de la composición. La protagonista porta el llamado traje de novios de calle, que se usa tras la ceremonia religiosa, en la que se ostenta otro tipo de vestimenta. Consiste de una sobretodo llamado basquiña, bien plisada, que se complementa con enaguas y camisa de gorguera, almidonada para que luzca el cuello. El conjunto añade mangas unidas a la basquiña mediante cintas de seda. Como accesorios utiliza un escapulario de varias tiras de colores, además de a plata, una serie de elementos colgantes compuestos de un relicario, imágenes de la virgen del Pilar, un crucifijo y pendientes. El citado traje se corona por un tocado llamado peináu de churros en lengua aragonesa, en el que el cabello se lleva en roleos y se ajusta con un paño llamado trenzadera colorada.
Las dos damas que asisten a la recién casada llevan basquiña, camisa, y uno de los elementos distintivos de la mujer ansotana: la mantelina o capucho desciende, reminiscencia del ancestral velo ibérico, y que se usaban de manera corriente en el citado valle hasta comienzos del siglo XX. El resto de los personajes utilizan trajes más bien comunes al modo tradicional de vestir español, esto es, en negro riguroso con algún accesorio de la tradición comarcal.
La Boda de Ansó (1904) fue expuesta en el Salón de París de 1905. En 1910 formó parte del conjunto de piezas que integraron la Exposición Española de Arte e Industrias Decorativas de la Ciudad de México. La pieza fue adquirida por el gobierno mexicano, pasando a formar parte de las Galerías de Bellas Artes, y se resguarda en el Museo Nacional de San Carlos desde su apertura en 1968.
Texto: Marco Antonio Silva Barón - Investigador del MNSC
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