dimarts, de setembre 27, 2016

Colección de apuntes 1

Apunte 1.
Museo del Antiguo Colegio de San Ildefonso
1998.

INTRODUCCIÓN


El Antiguo Colegio de San Yldefonso es en nuestra opinión uno de los ejemplos más interesantes en el marco de la historia de la ciudad de México. El edificio tiene valor tanto en lo artístico como en lo histórico. En el ámbito de lo artístico porque muestra la forma en que se construía en el siglo XVIII, dentro del contexto del modus vivendi barroco, y después en el siglo XX con la presencia de la manifestación artística inspirada en la revolución mexicana y el nacionalismo: la pintura mural. Históricamente ha sido sede de dos instituciones de primera importancia para la formación de dos entes distintos en el tiempo: en la Nueva España, donde San Yldefonso tenía como colegio el más alto prestigio, y en la época contemporánea la Escuela Nacional Preparatoria, durante mucho tiempo centro neurálgico de la educación preuniversitaria. En la actualidad el edificio es un museo dedicado a montar exposiciones de gran envergadura.


MARCO HISTÓRICO


Siglo XVI



Hacia 1570 se estableció en el Nuevo Mundo la Compañía de Jesús, que bajo órdenes de Francisco de Borja mudó religiosos a estas tierras para emprender su cometido. Los jesuitas, como tradicionalmente se les conoce, llegaron a México en una época crítica y sombría. Durante el último tercio la situación de la Nueva España mostraba a una población indígena que enfrentaba una fuerte contracción demográfica; las epidemias se constituyen como el enemigo más fuerte de la época, la mano de obra se ve disminuida y esto afecta a la economía colonial. La encomienda, forma de organización económica llevada puesta en práctica en el Caribe y después adaptada a México, fracasa debido a su inviabilidad económica y política.


Por las mismas fechas el clero le pone finalmente un alto a los grandes privilegios que hasta entonces gozaban las órdenes mendicantes en la Nueva España: agustinos, dominicos y franciscanos. Las órdenes religiosas habían sido las encargadas de la evangelización de los pueblos indígenas, además que gozaban del privilegio de administrar los sacramentos y poseer grandes posesiones. La secularización de las órdenes tuvo como resultado la sujeción de los regulares en tanto a la administración de los sacramentos como en la de los templos de culto. La evangelización fracasa ya que hacia el final del siglo XVI ya no había pueblos que evangelizar, además que gran parte de la población que había recibido la formación cristiana había muerto.


En tanto al arte, la expresión de este momento de crisis es el manierismo, una consecuente manifestación del arte del Renacimiento, una forma artística de carácter internacional, sujeto primero a cánones y reglas cuya fuente eran los resultados obtenidos de los estudios italianos, y que posteriormente afectó con expresividad las formas para encontrar un desarrollo particular. La Nueva España adoptó este manierismo puesto que deseaba sentirse a la par de lo que sucedía en Europa.


La mayoría de las fuentes coinciden en señalar la construcción del edificio en dos momentos: la primera a partir de finales del siglo XVI, y la segunda y definitiva entre 1712 y 1740, sin embargo estas dos etapas no son del todo tajantes, ya que el inmueble ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo del tiempo.



Siglos XVII – XVIII



La gran bonanza de la Nueva España, y en especial la envidiable posición económica de la Compañía de Jesús hicieron posible la edificación de grandes inmuebles, como los distintos colegios e iglesias de la ciudad de México, o el colegio de Tepotzotlán. Superada la época crítica a partir de 1630, la economía comienza a expandirse, puesto que se ha consolidado la Hacienda, forma de explotación económica que tenía como origen los restos de la encomienda. Los corregimientos que habían surgido a partir de ésta fueron es su gran parte vendidos a particulares, quienes formaron grandes propiedades dedicadas a algún tipo especializado de producción, ya sea la producción ganadera, pulquera, la agricultura, etc. La iglesia misma participa de la economía de la hacienda, poseyendo muchas de ellas. Los indígenas alquilaban sus servicios y se endeudaban de manera sorprendente, por lo que tenía que permanecer en aquellas localidades. Otro campo importante de la economía era la explotación minera, realizada más bien en la zona norte y que tiene como uno de sus resultados naturales la creación de inmensas fortunas , y cuyos propietarios gustaban de mostrar a través –entre otras cosas– mediante el financiamiento de obras piadosas. Todo esto provoca un autoconsumo muy amplio que hace económicamente dinámica a la Nueva España.


A partir de 1749 y siglo XIX



Durante dos siglos, la Compañía de Jesús había logrado acumular un gran poder económico y social, al ser una orden completamente autosuficiente se manejaba independientemente en sus asuntos internos y negocios, además contaba con un rasgo muy distintivo: de acuerdo a sus constituciones, la compañía debía fidelidad únicamente al Papa, por lo que los asuntos o controversias religiosas dentro del contexto del clero regular en ocasiones le resultaban ajenos. El advenimiento del siglo XVIII trajo consigo una serie de problemas para la compañía, una cantidad significativa de intrigas y calumnias se sucedieron alrededor de los jesuitas, especialmente en la Península Ibérica, por ejemplo, se decía que habían sido ellos quienes gestaron conspiraciones diversas para asesinar a los reyes tanto de Francia, como de Portugal. Por el poder e influencia en los más altos estratos de la sociedad que tenían los jesuitas, daba la impresión a ciertos sectores del Estado que tenían su propia “agenda” nacional, como si fueran un estado dentro de un estado.


A la llegada de la monarquía borbónica hacia 1700, pronto comenzó una fuerte reforma en los territorios españoles, en las cuestiones económicas se implantaron métodos más efectivos de recaudación de impuestos y gravámenes varios, se abrieron academias y escuelas para enseñar a los locales mejores métodos de explotación económica, asimismo los borbones se percataron de la incalculable fortuna que en bienes y circulante poseía la Iglesia, y tomaron la decisión de adueñarse de muchos de estos bienes, aunque en este siglo se toparon con la oposición general de la Iglesia, misma que no estaba dispuesta a ceder ante las presiones reales, entonces el clero regular y gran parte del clero secular lograron imponerse ante el empuje de las reformas borbónicas, el status sui géneris de la compañía de Jesús, mismo que le había dado estabilidad y poder en siglos anteriores, le hizo vulnerable ante los objetivos de la casa de Borbón.


Las ideas educativas de los jesuitas no convencían a los monarcas españoles, ya que de acuerdo con las mismas, cuya fuente residía en Luis Vives, el poder finalmente le pertenecía al pueblo y este lo tenía que ejercer; de esta manera la combinación de factores se tornó tensa, y Carlos III ordenó su expulsión de los territorios de la corona española. La causa oficialmente dada por el monarca fue traición a la corona. Todos los bienes de la Compañía pasaron a la corona en calidad de secuestro, y posteriormente fueron utilizados o vendidos en beneficio de la corona.


Los jesuitas pasaron muchos sinsabores durante el resto del siglo XVIII, culminando en la disolución de la Orden, misma que fue revocada algún tiempo después. La compañía regresó a la Nueva España en 1815, más no logró rehacerse de todas sus históricas posesiones.


La independencia y las ideas manejadas en el siglo XIX hicieron que la sociedad se dividiera y luchara en los grupos antagónicos de los conservadores y los liberales. Durante la intervención francesa Maximiliano hizo del edificio del antiguo colegio una institución educativa con carácter “imperial”, antes había definitivamente echado fuera a los últimos jesuitas que había en el edificio. Al caer el gobierno intervencionista las instalaciones quedaron en el limbo, más en 1867 se publicó la ley orgánica de educación pública, en la cual Benito Juárez declaró la creación de una escuela nacional preparatoria. Gabino Barreda fue quien originalmente le dio la idea.


EL EDIFICIO


San Ildefonso fue originalmente un santo toledano del siglo VI, fungió como obispo y arzobispo. Como característica particular tiene el hecho de ser un ardiente defensor del culto a la Virgen, que en aquel contexto había sido seriamente atacado por pensamiento heréticos. De acuerdo con la tradición, al momento de ser ataviado con los atributos propios de la dignidad obispal, María bajó del cielo y le impuso la casulla ella misma. Siglos después los jesuitas, como orden contrarreformista defensora de los dogmas de la Iglesia, tomaron al santo dentro de sus devociones internas. Debemos recalcar que los primeros jesuitas que arribaron a México tenían como origen Toledo, por lo que no resulta difícil establecer la conexión entre el nombre del Colegio, y aquellos que concibieron su existencia.


No se ha encontrado documentación en la cual se manifiesten los nombres de aquellos que se encargaron de la concepción o planeación de ninguna de las etapas constructivas del edificio. Pese a los esfuerzos de varios investigadores, el tratar de definir al autor de San Ildefonso es una labor que cae en la conjetura, e historiográficamente no ha tenido aceptación.


En el siglo XVIII el creciente número de estudiantes y el aumento en las tareas del colegio hicieron necesaria la reedificación del colegio, misma que se realizó en el terreno que desde finales del siglo XVI había pertenecido a la Compañía. El nuevo edificio fue realizado siguiendo muy probablemente las directrices o la forma del edificio anterior muy probablemente de inspiración manierista.


Presenta un trazo unitario con dirección oriente-poniente. Construido en tres áreas, dos correspondientes al siglo XVIII, y una última en el XX. La construcción presenta plantas octogonales, mismas que van de lo cuadrado a lo rectangular, organizándose alrededor de sus tres patios: chico, de pasantes y grande, nombres que evocan a los colegios distintos según la categoría de los estudiantes. El material utilizado fue la cantera de Chiluca, recubierta con tezontleen el exterior, lo cual lo pone al colegio en sintonía con la idea cromática de la ciudad de México de entonces. Otros materiales presentes en la edificación son la piedra, la madera y el hierro forjado.


Tiene dos fachadas, la más antigua que da originalmente a la calle conocida como San Ildefonso, y la segunda, moderna, realizada sobre la calle de Justo Sierra. La portada que accede al patio de pasantes se basa en un trazo reticular que tiene como idea central El patrocinio del señor José a la Compañía de Jesús. La cantería está dedicada a la Virgen del Rosario. Asimismo se sugiere el uso de estípites en la composición, sin embargo, el elemento que observamos en San Ildefonso carece de estipo, por lo que es posible argumentar que el realizador de la portada únicamente interpretó la forma, mas no la quiso representar.


En la otra portada, accediendo al colegio mayor se advierte la utilización del motivo la Imposición de la casulla a San Yldefonso, a manera de relieve, y además aparece el escudo de Castilla y León. Los patios se construyeron utilizando pilares de sección cuadrada, como ya se djo, el colegio se organiza alrededor de sus patios. El Colegio Grande se localiza en el patio que le da nombre, se encuentra rodeado por arcadas, en el centro contaba con árboles frutales y una fuente, Durante la restauración ha sido dotado de nuevo d tales elementos. En el colegio grande se ubica el salón Generalito, que ocupa dos niveles y tiene una bóveda de arista.


Desafortunadamente se conoce muy poco acerca de la manera en que estaban organizadas las distintas dependencias del antiguo colegio, mucho a cambiado el edificio en su interior y esto inhabilita el determinar o tratar de saber en que parte se localizaba cual dependencia

El Anexo se edificó en un área de construcciones menores o baldíos. La construcción corrió a cargo del arquitecto Samuel Chávez que realizó el anfiteatro Simón Bolívar utilizando ya materiales modernos tales como el acero y el concreto. La primera parte, el Anfiteatro Simón Bolivar se terminó en 1911, y la segunda sección, la zona de oficinas en 1931. El arquitecto encargado del Anfiteatro fue Samuel Chávez, mientras que el segundo proyecto, basado en un diseño de Chávez, fue realizado por Pablo Flores


La restauración más importante del museo ocurrió en 1992, y estuvo a cargo de Ricardo Legorreta. Uno de los objetivos de la restauración consistía en eliminar elementos que no iban de acuerdo con el estilo en general del edificio, así pues, el piso fue radicalmente trasformado, otrora mostraba azulejos en todo el edificio, mismos que fueron retirados por entero y se estandarizó con un suelo rojo, totalmente nuevo.


Los techos también sufrieron modificaciones relevantes. Hasta antes de la restauración se observaban toda una serie de viguerías y techos abovedados en los tres niveles, mismos que fueron retirados para permitir ver al edifico con sus originales techos planos.


LA IMPORTANCIA DEL COLEGIO COMO INSTITUCIÓN EDUCATIVA


La época colonial – El colegio más importante de la ciudad de México


La Compañía de Jesús pensaba que después de que educara a los más altos estratos de la sociedad, los mismos después se encargarían de hacer lo mismo para con los estratos menos privilegiados. Desarrollaron lo que fue con mucha seguridad el más adelantado método educativo en el mundo hispánico, puesto que enfatizaban el aprendizaje mediante el análisis individual y la opinión propia, lo que se llamó ratio studiorum. San Ildefonso no fue un colegio estrictamente tal y como entendemos tal palabra en nuestros días, era una enorme construcción donde se proveían las condiciones para que los alumnos tuvieran una firme formación tanto intelectual como religiosa, los alumnos de los distintos colegios jesuitas vivían en su interior y tomaban parte de cursos complementarios y grupos de estudio.


El pertenecer al Colegio era de gran prestigio, puesto que los requisitos de admisión eran harto estrictos; los estudiantes debían pertenecer a familias católicas de varias generaciones, comprobar que se trataban de una buena familia (corroborado por testigos), y lo más importante, comprobar su pureza de sangre. No se admitía ningún tipo de casta o gente de orígenes inciertos.


Una vez admitido, a los diez o doce años, el estudiante era inmerso en un mundo profundamente enfocado y concentrado. El reglamento exigía la observación de severas reglas en lo que se refiere a los horarios de estudio, comidas y diversiones, la observancia religiosa era total, ya que como orden contrarreformista, la Compañía de Jesús buscaba asegurar que de entre los grupos sociales más poderosos surgiera una profunda lealtad a la institución eclesiástica. El acceso al colegio era entonces estrictamente limitado y constituía un motivo de gran orgullo el pertenecer a él.


ÉPOCA DE LA EXPULSIÓN Y LA INDEPENDENCIA – EL LIMBO


En agosto de 1769 llegó el decreto real expulsando a los jesuitas. La orden fue cumplida cabal y eficientemente. Los jesuitas partieron hacia Veracruz únicamente portando el dinero que les perteneciera individualmente y con las posesiones personales más básicas. Se les prohibió irse con dinero producto de la explotación económica, sin ningún ejemplar de ninguna biblioteca y sin ningún objeto devocional.


La expulsión causó estupefacción en la sociedad novohispana, puesto que los jesuitas habían sido altamente efectivos en su contacto con la sociedad, hubieron disturbios públicos pero estos fueron efectivamente sofocados. Al salir los jesuitas y los estudiantes entró el regimiento militar llamado Ejército de Flandes, mismo que realizó el primer despojo al inmueble, destruyendo la vasta biblioteca, además de otras dependencias.


Varios notables exalumnos intentaron reorganizar el edificio convirtiéndolo en una institución educativa, más la idea chocaba siempre con los intereses del virrey en turno, entonces durante el resto de la época nacional, el edificio permaneció entre asiento militar y escuela de distintos tipos.


La independencia trajo consigo más confusión en el inmueble, los jesuitas regresaron en 1815 y les fue devuelto el inmueble, sin embargo, tuvieron que salir otras veces de acuerdo con las órdenes de los gobernantes en turno. San Ildefonso albergó un seminario, una escuela de jurisprudencia, una academia militar, un colegio imperial, entre otras funciones. El interior sufrió incontables modificaciones según lo requiriera la situación. La biblioteca se perdió inmediatamente después de la expulsión, y la dependencia más rica del inmueble, la Capilla con su sacristía, se perdió durante la época de Reforma. Las fuentes afirman que correspondía a un barroco muy rico, y que contaba con imágenes en oro y plata, mas todo se perdió.


La Escuela Nacional Preparatoria – El modelo educativo liberal



El lema de la nueva escuela era ‘Amor, Orden y Progreso’, con la institución de la ENP, también se implanta de manera institucional el positivismo en México. Su lema era el mismo que el del colegio, nada más que en lugar de la palabra ‘amor’ se utilizaba ‘ley’. La nueva ideología tuvo un impacto muy fuerte en la república restaurada, siguiendo la lógica del momento, todo residuo de la etapa virreinal era sujeta a destrucción puesto que representaba el modelo de inferioridad en lo que se refiere a la premisa básica del positivismo: las naciones tienen un origen donde el pensamiento esta dominado por lo mítico, posteriormente evolucionan haciéndose más compleja su organización, pero aun con la presencia de lo religioso, y finalmente se liberan de aquel lastre para que ahora con una mentalidad desarrollada las naciones avancen hacia el progreso mediante los atributos de la razón y la lógica.


El inmueble que alguna vez ocupó San Ildefonso, al igual que toda obra colonial, no fue apreciado como una obra histórica, mucho menos artística, sino que sus dimensiones y situación hicieron posible que sobreviviera, puesto que era útil para albergar la nueva zona de estudios del país. Nuevamente sufrió numerosas adaptaciones siguiendo el tipo de educación cientificista que Gabino Barreda tenía planeada para el país. Se construyeron laboratorios, aulas e incluso un pequeño zoológico, entre otros.


SIGLO XX – VENTANA DEL NACIONALISMO POSREVOLUCIONARIO


Hacia la década de los veinte se creó una nueva secretaría de gobierno cuyo objetivo principal era el de encargarse de garantizar a todos los mexicanos acceso a la educación. El primer secretario fue José Vasconcelos, quien tenía ideas de vanguardia en tanto al programa educativo a seguir y en tanto la aplicación del mismo.


Tuvo la idea de reclutar a jóvenes artistas, algunos de los cuales habían estudiado y trabajado con becas en Europa, para que pintaran los muros de los edificios de las distintas dependencias del gobierno. Su objetivo era que plasmaran la historia de México para que así todo el pueblo pudiera verla y apreciarla. En aquel momento no existía realmente un corpus general de la historia del país, apenas se comenzaría a escribir, y los artistas serían algunos de sus autores. Así, se invitó –entre otros- a los jóvenes Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. La Escuela Nacional Preparatoria se convirtió en escenario de controversias, debido a que los murales, que en un primer momento, 1922-23 habían provocado gusto, posteriormente enfrentaron severas críticas y ataques por parte de distintos estratos sociales hacia 1926.

Diego Rivera se encargó del mural llamado “La creación”, que es una obra más bien de temática metafísica y esotérica, muy celebrado en su tiempo muestra a un Rivera todavía muy joven. Siqueiros experimentó con distintas técnicas temas que tienen que ver con el avance de la civilización occidental, desafortunadamente, sus experimentos han tenido como consecuencia que su obra se encuentre profundamente dañada. Orozco fue el artista que pintó con mayor prolijidad, abarcando los tres pisos del colegio mayor y las escaleras. En un primer momento pintó temas de corte metafísico y esotérico, para posteriormente dedicarse a elaborar una temática de dura crítica a todos los estratos de la sociedad, e incluso a la Revolución Mexicana.


No ha sido sino hasta la década de los noventa que el Colegio ha sido estudiado con detalle, la bibliografía anterior al estudio de Vargas Lugo y la restauración del edificio corresponde a los años cuarenta.
  

CONCLUSIONES


Creo que San Ildefonso ilustra ampliamente las distintas corrientes ideológicas de la ciudad de México, una gran parte del edificio es del siglo XVIII, más ya no es el edificio que los jesuitas construyeron y vieron, tampoco es la Escuela Nacional Preparatoria que miles de estudiantes frecuentaron, y ahora como museo cambia repetidamente para albergar las más diversas exposiciones. Es un edificio cuya historia se confronta dentro de sus propias paredes, el lujo y ensoñación de la época barroca, pero también vemos la devastación ocurrida contra los jesuitas, y posteriormente contra lo virreinal. Posteriormente vemos el triunfo de los liberales y su ideal educativo, para después ser confrontados por el muralismo y su ácida crítica al sistema heredado de la Revolución mexicana. Son pocos los edificios en la ciudad de México que han atravesado etapas tan críticas y que aun logren mantener su lustre como San Ildefonso.




Cronología

1572            Arribo de la Compañía de Jesús a la Nueva España
1573            Fundación del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo
ca. 1574-75  Fundación de los seminarios de San Miguel, San Bernardo y San
  Gregorio
ca. 1588      Fusión de varios de los colegios jesuitas
1611            El colegio de San Yldefonso ya existe como tal
1612                    Cédula real de Felipe III, señor patrón universal y perpetuo del
Real y más Antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo y San Yldefonso
1618            Inauguración oficial del colegio
1712-40       Reedificación del colegio
1767                    Expulsión de la Compañía de Jesús de los territorios de la corona
española, el colegio es ocupado temporalmente por el Ejército de Flandes, durante el resto del siglo XVIII tiene el edificio funciones dispersas
1820-65            Los jesuitas entran y salen del colegio en varias ocasiones, el
edificio hace las veces de escuela de distintas disciplinas
1867            Fundación por decreto de la Escuela Nacional Preparatoria
1982            Cierre de la ENP, el edificio se convierte en oficinas de la UNAM
1993            Creación del Museo del Antiguo Colegio de San Ildefonso



BIBLIOGRAFÍA

A.a.V.v., Guía de murales del Antiguo Colegio de San Ildefonso, UNAM, México, 1994, 104 pp.


Lira, Andrés y Muro, Luis, “El siglo de la integración”, en Historia General de México, tomo II, El Colegio de México, México, 1976, pp. 83-106.


Manrique, Jorge, “Ambigüedad histórica del arte mexicano”, en Memorias de la Academia Mexicana de Historia, tomo XXX, Academia Mexicana de la Historia, México, 1978, pp. 109-27.



Vargas Lugo, Elisa, coordinadora, Antiguo Colegio de San Ildefonso, Nacional Financiera, México, 1997, 167 pp.