Heinrich Wölfflin - unidad

Heinrich Wölfflin- Conceptos Fundamentales de la Visibilidad Occidental
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Andrea Guerrero Ponce de León

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IV PLURALIDAD Y UNIDAD
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UNIDAD
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Tesis Fundamentales o Principales
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Siguiendo el análisis formal que realiza Heinrich Wöllflin, en este capítulo nuestro teórico señala el paso de la pluralidad a la unidad que se distingue en los siglos XVI y XVII respectivamente, es decir, en el trance del arte renacentista al barroco. Las tesis fundamentales referentes a la unidad son las siguientes:

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Wölfflin considera que el paso pluralidad-unidad se va desarrollando poco a poco: no existe un momento determinado ni un corte brusco en el que lo plural se haya transformado en unitario.

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Aclara que de ninguna manera se trata de una transición de una forma pobre por una mejor, sino de dos tipos distintos, cuya causa se remite al cambio paulatino de la visión que, en el siglo XVI aprehendía la realidad en detalle, y en el XVII, en conjunto.

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Los artistas del seiscientos subordinan todos los elementos a un motivo principal de tal forma que estos elementos sean vistos como partes inseparables del conjunto, esto es que funcionan como órganos dependientes de, y necesarios para toda la estructura.

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Debido a lo anterior, las figuras dejan de expresarse de manera autónoma para convertirse en directrices que forman una sola masa. De aquí que en este capítulo Wölfflin determine al barroco como arte de la unidad, a diferencia de la múltiple unidad o pluralidad del renacimiento.

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Esta forma de representación que apunta a la unidad, lógicamente acentuará el motivo cardinal de manera evidente.

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Para lograrlo, los artistas barrocos utilizan, a manera de herramienta, valores pictóricos como la luz y el color, así como valores plásticos como la estructura.
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CARACTERÍSTICAS

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  A pesar de que nuestro teórico considera este reemplazo de visión como un cambio paulatino, determina claramente a la época posterior a Rafael con tendencia hacia la unidad.
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  Un buen ejemplo de unidad es el “Descendimiento” de Rembrandt, óleo en el cual las figuras se fusionan en una comunidad, sacrificando su independencia o derecho particular.
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  Los detalles se funden en el movimiento total que domina la escena. Así se entiende una de las razones de la constante estructura en diagonal y desequilibrio característico del barroco.
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  Las pinturas del siglo XVII concentran la luz en un punto o en unos cuantos de máxima calidad, haciendo el centro de atención mucho más legible.
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  La luz actúa como un personaje más, pues juega con las cosas de tal forma que debido a ella, las figuras se unen y toman una determinada dirección. Así pues, la luz es uno de los principales factores que otorgan movimiento a la obra.
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  Los colores ya no se yuxtaponen claramente, ahora se engloban en una tonalidad determinada.
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  Los motivos principales poseen los colores puros, mismos que sobresalen de la restante coloración tonal. No irrumpen como un color opuesto a otro, “el color va, viene y torna, unas veces más intenso, otras más débil”; se trata pues, de una herramienta más para concebir la unidad en movimiento.
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• Después de este estudio puede concluirse que el mayor acercamiento al efecto que se quiera lograr, determina los estilos. Así, en el caso particular de la unidad, para alcanzar un motivo total dominante y unificado, se recurrió a la estructura de elementos ensamblados (generalmente en diagonal), a la luz dramáticamente dirigida y a los colores bajo una determinada tonalidad, entre otros valores plásticos, que finalmente condujeron a la formación del estilo barroco.