Raro en mí, no me he dignado a escribir incontables páginas de rant en mi blog. 2008 ha empezado sin mucho acontecimiento para mí. Tal vez estoy deprimido, porque ni tan solo se me ocurre ponerme a hacer las guarradas de costumbre. He desarrollado la perversa y autocomplaciente manía de ver las páginas-dedicatorias a los muertos del Facebook. De pronto me pongo a llorar. Generalmente eran muy jóvenes, guapos y queridos. De repente, pum, un golpe de mala suerte o enfermedad mortal y san seacabó. Y 31 años tengo ya. Es muy fuerte. Lo más curioso es que fueron las colegas de la oficina las que mejor me festejaron, las amigas/os por aquí y por allá, nada. La familia, uff, mejor ni mencionarla. Supongo que se llega a una edad a la que uno ya no es tan festejable como antaño, como los hermosos chicos y chicas que tiene más de 200 amigos en el Facebook... En el transcurso de la siguiente semana arribarán dos queridos amigos de Inglaterra, a ver si dichas visitas me motivan a salir de este estado de impasse. Y a ver si ya me pongo a hacer otra cosa que perder el tiempo en la red. Evadiéndome, claro. En fin.
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