Instrumentos musicales mesoamericanos.
1998.
LOS INSTRUMENTOS MUSICALES O ARTEFACTOS SONOROS
PREHISPÁNICOS
Existen diversas fuentes para
estudiar la historia de los instrumentos musicales de la época precortesiana:
las arqueológicas, constituidas por los artefactos encontrados en sitio, los
pertenecientes a colecciones de particulares y aquellos pertenecientes a las
diversas instituciones dedicadas a la arqueología, la historia y la etnología.
También se puede recurrir a las fuentes escritas desde los documentos de la
Conquista, y los distintos estudios que se han hecho a partir de la combinación
de las fuentes arqueológicas y documentales. Existen aún las fuentes
etnológicas, ya que ha habido supervivencias de elementos que las etnias siguen
utilizando en nuestros días.
De acuerdo con lo escrito por
Bernardino de Sahagún, existían en el mundo prehispánico maestros de música y
de canto, lo mismo que compositores. Los autores consultados mencionan que la
técnica que utilizaban los antiguos mexicanos es vista como “primitiva”, teniendo
como referencia la visión moderna y occidental de la música. Están de acuerdo
al mencionar que la manifestación musical de aquellas gentes no eran
producciones espontáneas y desordenadas, sino que tenían sus cánones
propiamente definidos y que había aprendizaje de las maneras adecuadas de hacer
música.
Al igual que en la música de otras
culturas del mundo, al hablar de la música precortesiana se pueden considerar
tres aspectos: el religioso, (expresión del alma) más serio, que en mayor parte
derivaba en el canto; el expresivo de los sentimientos, en el cual el ritmo se
hacía más notable; y aquel que se manifestaba en las fiestas populares, que se
refiere al bullicio y los entusiasmos colectivos, que podía llevar a un ritmo
más frenético y derivaría en la danza.
Clasificación de los artefactos musicales en Mesoamerica.
El método de clasificación aceptado de manera universal
para los instrumentos musicales, es aquel derivado del propuesto por los
alemanes Erich M. von Hornbostel y Curt Sachs. La nomenclatura tradicional
conservatoriana clasifica en general a los instrumentos musicales en cinco
grandes grupos: idiófonos, membranófonos, aerófonos, electrófonos y cordófonos,
o sea, instrumentos de viento, percusión y de cuerdas, además de aquellos que
no pertenezcan a alguna clasificación específica.
En el mundo prehispánico se
conocieron los aerófonos, idiófonos y membranófonos; no hay evidencia que hayan
utilizado artefactos de cuerda o cordófonos propiamente dichos; no se han visto
representaciones de tales instrumentos en la pintura, escultura o cerámica,
además de que las fuentes documentales no hacen alusión alguna a instrumentos
de cuerda. Se menciona que no se sabe nada acerca de los acordes y cadencias
que manejaban los antiguos músicos mesoamericanos, aunque si se conoce el tipo
de melodía y ritmo que manejaban.
Instrumentos musicales y/o artefactos sonoros.
La mayoría de los autores considera
a los objetos mesoamericanos que emitían ruido como instrumentos musicales,
(Samuel Martí, Gabriel Saldívar, entre otros.) sin embargo hay otros
investigadores como Jorge Dájer, investigador etnomusical, que considera que
eran más artefactos sonoros, ya que plantea que los prehispánicos no
contemplaban de la misma manera la audición como en Europa, o sea hacer música
para un auditorio, o música orientada a ser una experiencia estética, como al
escuchar un concierto. Todos los autores afirman que la práctica musical estaba
más bien destinada a ser ofrenda para las deidades, que en la mayoría de los
casos se utilizaba la música en rituales o ceremonias, en fiestas populares
(obviamente religiosas), o durante actos de magia o chamanismo. Se hace alusión
que los ejecutantes recibían severos castigos si cometían algún error al tocar.
Instrumentos comúnmente identificados dentro de la
clasificación mesoamericana.
Idiófonos de percusión. Hechos con materiales naturalmente
sonoros que son golpeados, como bules, caparazones, madera, piedra, metal,
etcétera. Ejemplo: panhuehuetl, teponaztli, tecomopiloa.
Idiófonos de agitación o sonajas. Compuestos por un cuerpo hueco, que
bien puede o no tener mango. Encierra algunos corpúsculos, como piedras
pequeñas, fragmentos de barro.
Idiófonos de rodamiento. Cilindros o esferas que llevan
dentro materiales que suenan al rodar. Algunas sonajas pertenecen a esta
clasificación.
Idiófonos de deslizamiento. Se conforman por cuerpos alargados
en cuyo interior se encuentran una serie de corpúsculos que suenan al resbalar
por las paredes del artefacto al ser este inclinado. Este tipo de sonaja era
común entre los aztecas. Ejemplo: chicahuaztli.
Idiófonos de agitación. Se dividen en dos grupos: los
primeros consisten en una serie de partes sonoras de pequeño tamaño dispuestas
en manojos o hileras colgantes de algún tipo de cinturón. Chocan al ser
sacudidos y emiten sonido. Se les llaman también sonajeros. Ejemplo: ayacachicauaztli. A los
segundos se les llaman cascabeles, compuestos por diversos materiales, tales
como barro o metal, que presentan hemisferios delimitados por una ranura cuyo
largo no llega a separarlos y cuyo ancho es menor que el tamaño de un
corpúsculo suelto en su interior, mismo que se agita para que suene.
Idiófonos de frotación. También se les llaman raspadores, o
güiros. Se conforman por cuerpos largos y generalmente angostos, sobre las que
se repasa otro cuerpo pequeño y duro, como palillo, con más o menos velocidad y
presión. Ejemplo: raspadores de hechos con fémur humano.
Membranófonos de percusión o tambores. Cilindros abiertos hechos de madera
o barro, la cual era tapada con una piel tensa. Algunos se tocaban en posición
sedente y otros de pie. Hubo modelos que se colocaban entre las piernas o bajo
el brazo. La membrana era atada, pegada o clavada, de acuerdo a su material.
Ejemplos: Huehuetl.
Pequeños aerófonos. Estos artefactos se caracterizan porque el ruido que
producen no es suficiente para producir una escalas. Su sonido es producido por
el aire. Ejemplos: compresores, zumbadores, morfófonos y silbatos.
Silbatos (sencillos ó dobles). Artefactos muy simples que tienen
dos orificios: uno para soplar y otro por donde se emite el ruido. Los dobles son aquellos que pueden emitir dos
sonidos simultáneos, tienen una boquilla bifurcada o bien dos boquillas
separadas.
Flautas (simples, curvas, dobles). Conformadas por un tubo (o dos en el caso de
las dobles), con una serie de aperturas que en el momento de soplar emiten un
sonido, de acuerdo con la posición de los dígitos.
Grandes aerófonos (ocarinas simples o dobles). Las ocarinas
suelen ser confundidas con flautas, la diferencia principal entre ambas es que
la ocarina comienza desde cuatro sonidos producidos por tres obturadores (aberturas
que son tapadas con los dígitos), aunque hay excepciones.
Trompas ó caracoles y trompetas. El caracol marino provee un
instrumento natural, ya que tiene un agujero o se le puede crear uno, que sirve
de apoyo para la boca. Al soplarlo fuertemente se obtienen hasta dos potentes
sonidos, o tres en casos expecionales.
INSTRUMENTOS DE
PERCUSION
Ayacachicauaztli.
Este instrumento consistía en una tabla de palma tan gruesa como la palma de
una mano, su longitud variaba de acuerdo al ejecutante. En sus trechos iban
colocadas una sonajas formadas por pequeños trozos de madera enrollada y atados
dentro de la misma tabla, de tal manera que al darle movimiento chocaban unos
con otros y producían el sonido.
Chicahuaztli.
Este instrumento tenía forma de báculo. Se fabricaba con bambú o madera;
llevaba colocado cascabeles y se insertaban pequeñas piedras a lo largo de la
caña.
Huehuetl. Artefacto musical fabricado mediante el ahuecamiento
de un tronco de árbol. Su nombre significa “grande”. En la parte de arriba se
le colocaba una piel de animal, generalmente de venado, tigre o víbora. Era
sostenido en posición vertical y con un trípode. Se tocaba con las palmas de la
mano.
Panhuehuetl. Su fabricación era similar a la del anterior, se
diferenciaba en tanto que no tenía una cubierta de piel, sino una perforación
al frente, que se cubría con un objeto vibrador, probablemente de papel. Se
ejecutaba dentro de una caja de madera, misma que servía como caja de
resonancia y podía ser manipulado usando los puños cerrados o dos palos largos
cuyas puntas estaban revestidas de hule.
Teponaztli. Es un instrumento musical que se conforma de un
tronco de árbol grueso, que ahuecado por abajo para que forme una cámara de
resonancia. En la parte superior se le
hacían una serie de ranuras que formaban una especie
de
hache. Era golpeado en la parte de
arriba. Difería de tamaño del Huehuetl,
ya que este era más grande. Las dimensiones de este instrumento variaban de
acuerdo
con la talla del ejecutante, podía
ser colgado del cuello o estar colocado sobre un trípode. La manera de tocarlo
consistía en dar golpes sobre los intervalos que existían entre las ranuras,
con unos palos delgados y largos en cuyas puntas se colocaba una bola de barro
cubierta de alguna piel o con tiras de hule.
Tecomopiloa. Variante del Teponaztli que utilizaban las mujeres
cuando iban juntas cantando y bailando. Se llevaba pendiendo del brazo. Tenía
una incrustada una jícara de las que se utilizaban para llevar agua, lo que
provocaba que el sonido fuera más sonoro.
Timbales. Artefactos básicamente variantes del Teponaztli:
consisten en colocar una serie de instrumentos y tocarlos juntos. Había de
distintos tamaños; no estaban necesariamente hechos de madera, ya que
existieron muchos de barro.
INSTRUMENTOS DE VIENTO
Huicalapitzitli. Este instrumento producía entre dos y siete sonidos
diferentes, según las perforaciones que se le hicieran al tubo. Era un
instrumento con el que se pretendía imitar el canto de los pájaros. Era un
artefacto inflado, con varias perforaciones y un silbato, por donde se soplaba
para emitir la resonancia.
Pitzali. Es un silbato común. Forma parte de los instrumentos
más rudimentarios y primitivos. Eran fabricados de barro y producían solamente
un sonido.
Tlapitzali. Tipo de flauta picuda, de forma cilíndrica
ligeramente abombada en el centro, que se estrecha en la parte de la
desembocadura, por donde se soplaba. Producía una resonancia muy fuerte; era
hecha de barro cocido y tenía cuatro perforaciones a lo largo del turbo; en la
parte opuesta, por donde salía el sonido, se representaba alguna flor o animal.
Hubo una gran variedad de flautas de este tipo: las había de dos o más tubos,
para producir diversos sonidos al mismo tiempo.
BIBLIOGRAFIA
DAJER, Jorge, Los artefactos precolombinos desde su descubrimiento en Michoacán,
ELA, México D.F., 1995.
GALINDO, Miguel, Historia de la música mexicana, Tomo I,
El Dragón, Colima, 1993.
GOMEZ, Víctor, Mitos y leyendas mexicanas, Ed. Gómez Gómez Hnos, México D.F.,
1998.
MARTI, Samuel, Instrumentos musicales precortesianos, INAH, México D.F., 1968.
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