Apunte 6.
La ciudad romana
1998.
LA TRAZA DE LA CIUDAD ROMANA
“Los edificios públicos de una ciudad sirven tres
propósitos: defensa, religión y comodidad. Para detener un ataque hostil,
debemos defender la ciudad con paredes, torres y puertas. En consideración de la religión, planeamos
altares y templos sagrados a los dioses inmortales. Por comodidad, disponemos
lugares públicos para el uso general – puertos, espacios abiertos, teatros,
paseos, baños, y todas las amenidades por tales propósitos. Todo debe ser
realizado con fuerza, utilidad, gracia”
Vitrubio
INTRODUCCION
Se ha determinado el origen de la
ciudad de Roma en el siglo VIII a.C., entonces no era más que una aldea de
casas hechas con materiales deleznables, algunos siglos después se convirtió en
una de las más importantes urbes y centros de poder que haya conocido la
humanidad. Ella fue colmada de construcciones monumentales: arcos, coliseos,
foros, teatros, templos y muchas otras estructuras. La herencia del Imperio
Romano se vive diariamente en el mundo entero y su arquitectura ha inspirado
por centurias a los hombres.
ANTECEDENTES
Las ciudades romanas solían ser
erigidas con una planeación detallada. En el mundo mediterráneo las ciudades no
hicieron su aparición hasta la llegada de los griegos, quienes en Asia Menor
desarrollaron un sistema ordenado de planeación urbana, acreditado por Aristóteles
a Hippodamus de Mileto (plan del Pireo), a mediados del siglo V a.C. Los
romanos se basaron en el modelo griego (inventado en Anatolia) para la
planeación de sus ciudades, aunque sus antecedentes también se pueden hallar en
la cultura etrusca, cuyos rudimentos fueron asimilados por los romanos: sistema
de construcción de puentes, terrazas, caminos, etc. Los romanos aprehendieron
los ordenes griegos, los usaron y difundieron por todas las comarcas que
conquistaron. Actualmente, la mayoría de las ciudades romanas yacen en ruinas o
se preservan vestigios menores, aun así se percibe el grado de civilización y
bienestar que alcanzó Roma, que no llegó a conocer ninguna otra cultura de la
antigüedad. El desarrollo del arco: la bóveda de cañón corrido, los acueductos
y el pedestal son algunas de las innovaciones que aquella cultura nos dejó como
legado.
LA TRAZA DE LA CIUDAD
La traza se realizaba en forma de
rectángulo. El sistema que gobernaba al urbanismo romano se basa en dos ejes
perpendiculares: el eje norte-sur, que se nombra cardo y el eje este-oeste o decumano,
ambos ejes se cruzan en un punto, que sería el centro de la ciudad. Aquí se
construían dos calles que dividían la ciudad, misma que se dividiría en una
escrupulosa cuadrícula. En la intersección de los dos ejes se construían, por
regla general, el foro, inmediaciones se erigían una basílica y los recintos
del gobierno. Los ejes cardo y decumano servían de eje para las calles
secundarias y terciarias, que conservaban el paralelismo y perpendicularidad.
Las ciudades tenían una entrada principal, la cual sostenía un arco, que
conduce a la vía principal de la ciudad.
No importando su localización o
distancia respecto de Roma, cada ciudad tenían derecho a una infraestructura
completa: una muralla protectora, un arco de triunfo, calles pavimentadas,
banquetas de mosaico, un edificio para el consejo local, templos para la
adoración tanto de las deidades del panteón romano, como de las locales, o
cualquiera que los nativos apatecieran adorar, un mercado y las refrescantes y
útiles fuentes.
Las ciudades medían su importancia
de acuerdo con el número de edificios importantes que rodearan al foro:
basílicas, templos, palacios, termas, mercados, etc. El gobierno solamente
atendía las calles que considerase de mayor importancia: esto es, aquellas que
tuvieran treinta pies de ancho. Las demás calles quedaban al cuidado de la
ciudad o de los ciudadanos. La isla nombre de la manzana contenía cuatro lotes
y sus dimensiones se acercaban a setenta por cuarenta metros.
Las ciudades tenían muchas fuentes,
ya que eran importantes por el efecto refrigerante que proporcionaban y por ser
los elementos que aliviaban la presión del agua que llegaba del acueducto a la
ciudad. Cada urbe contaba con baño público, que tenía áreas separadas de agua
fría o caliente; los baños poseían una serie de tuberías que les proporcionaba agua
limpia. Cerca de los baños existían también una serie de burdeles, que se
ornamentaban con pinturas muy gráficas de los servicios que allí se
proporcionaban. Habían parques, plazas públicas y librerías para el disfrute de
los ciudadanos. Una característica de las urbes romanas es el uso que dieron al
mosaico, que se usaron en banquetas, paredes, techos, tableros, entre otros.
EL FORO: CORAZON DE ROMA
Muchas sociedades arcaicas en el
proceso de urbanizarse tuvieron lugares específicos para reunirse en ocasión
del trueque, comercio, socialización o cualquier otra razón. En Grecia esta
tarea era realizada por el Agora, pero en Roma lo hizo el foro: el foro romano
yacía sobre un valle entre el capitolio y el Palatinado. Aquí se construyeron
monumentos, andadores; fue aquí donde César, Augusto y Trajano crearon un
grandioso esquema de edificios. El foro era definitivamente el corazón de Roma;
era aquí donde se centraban las actividades comerciales del Imperio, donde se
hacían los rituales más sagrados de la religión, donde se reunían el Senado y
la Asamblea, y donde las cortes se localizaban. El punto medular del centro del
mundo. Sobre el foro se sucedieron masacres, rituales, celebraciones, aun así
fue el lugar donde se encontraban todas las clases sociales del imperio, desde
senadores a mendigos.
EL CAMPAMENTO ROMANO
Para los romanos fue instrumental el
campamento fortificado y le daban mucha importancia ala erección del mismo, aun
cuando los legionarios ocuparan mucho tiempo en dicha tarea. Al hallarse el
ejército en constante marcha, era importante que hubiera un grupo de vanguardia
que construyera el campamento. Había un tribuno encargado de dirigir la
construcción.
El campamento se construía sobre dos
ejes, que equivalían a aquellos de la traza de una ciudad: cardo y decumano.
Primero se elegía un área especial: cerca del declive de una colina, de tal
modo que el lado anterior del campamento correspondiera al punto más bajo del
declive. Si se hallaban en el campo se escogía un sitio cerca de algún río,
terraplén o pantano que les sirviera de protección natural o en el caso de un
ataque sorpresa. El tamaño del campamento variaba según el número de legiones
que tuviera que alojar.
La fortificación se hacía mediante
la excavación de un foso a manera de trinchera que rodeaba todo el campo;
posteriormente se colocaban encima los defensores. El tribuno jefe de la
construcción seleccionaba el punto que ocuparía la tienda del general o praetorium: una zona cuadrada de
alrededor de sesenta metros, a doscientos de la puerta pretoriana, cuya
comunicación se establecía gracias a la vía
preatoria. Por ambos flancos se comunicaba esta vía con las tiendas de los
oficiales y suboficiales, los tribunos, los legionarios y los refugios de
caballos. Ante el praetorium se hallaba el altar de sacrificios, y era por aquí
que se localizaba otra via: la via
principalis, dispuesta en ángulo recto respecto de la via praetoria. Al
fondo del campamento, justo delante de la porta
documana se encontraba la tienda de cuestor(responsable de la intendencia).
Componentes de las legiones del
ejército romano: general o pretorio, guardia del general (equites et pedites
delecti), oficiales superiores (praefecti
socium), infantes (pedites),
jinetes (equites), príncipes (principes), asteros (harstati), reclutas (evocati), triarios (triarii), aliados (socii),
infantes auxiliares (pedites auxiliares),
jinetes auxiliares (equites auxiliares),
infantes extraordinarios (pedites
extraordinarii), jinetes extraordinarios (equites extraordinarii), infantería ligera (velites) y romanos.
BIBLIOGRAFIA
CUNLIFFE,
Barry, Rome and her Empire,
McGraw-Hill Co. Publications, Ludwigsburg, Alemania, 1978. 325 pp.
FRIEDLÄNDER, I., La sociedad romana – Historia de las
costumbres en Roma, desde Augusto hasta los Antoninos. Fondo de Cultura
Económica, Reimpresión México 1984, Trad. Wenceslao Roces. 878-887 pp.
MONTANELLI, Indro, Historia de Roma, Plaza y Janés, Trad.
Domingo Pruna, Barcelona, 1997.
Panorama der Weltgeschichte, Band I
Urgeschichte und Altertum, Verlagsgruppe Bertelsmann GmbH, Berlín, 1976. 290-302 pp.
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