dimarts, de setembre 27, 2016

Colección de apuntes 6

Apunte 6.

La ciudad romana
1998.

LA TRAZA DE LA CIUDAD ROMANA




“Los edificios públicos de una ciudad sirven tres propósitos: defensa, religión y comodidad. Para detener un ataque hostil, debemos defender la ciudad con paredes, torres y puertas.  En consideración de la religión, planeamos altares y templos sagrados a los dioses inmortales. Por comodidad, disponemos lugares públicos para el uso general – puertos, espacios abiertos, teatros, paseos, baños, y todas las amenidades por tales propósitos. Todo debe ser realizado con fuerza, utilidad, gracia”

Vitrubio


INTRODUCCION


Se ha determinado el origen de la ciudad de Roma en el siglo VIII a.C., entonces no era más que una aldea de casas hechas con materiales deleznables, algunos siglos después se convirtió en una de las más importantes urbes y centros de poder que haya conocido la humanidad. Ella fue colmada de construcciones monumentales: arcos, coliseos, foros, teatros, templos y muchas otras estructuras. La herencia del Imperio Romano se vive diariamente en el mundo entero y su arquitectura ha inspirado por centurias a los hombres.


ANTECEDENTES


Las ciudades romanas solían ser erigidas con una planeación detallada. En el mundo mediterráneo las ciudades no hicieron su aparición hasta la llegada de los griegos, quienes en Asia Menor desarrollaron un sistema ordenado de planeación urbana, acreditado por Aristóteles a Hippodamus de Mileto (plan del Pireo), a mediados del siglo V a.C. Los romanos se basaron en el modelo griego (inventado en Anatolia) para la planeación de sus ciudades, aunque sus antecedentes también se pueden hallar en la cultura etrusca, cuyos rudimentos fueron asimilados por los romanos: sistema de construcción de puentes, terrazas, caminos, etc. Los romanos aprehendieron los ordenes griegos, los usaron y difundieron por todas las comarcas que conquistaron. Actualmente, la mayoría de las ciudades romanas yacen en ruinas o se preservan vestigios menores, aun así se percibe el grado de civilización y bienestar que alcanzó Roma, que no llegó a conocer ninguna otra cultura de la antigüedad. El desarrollo del arco: la bóveda de cañón corrido, los acueductos y el pedestal son algunas de las innovaciones que aquella cultura nos dejó como legado.


LA TRAZA DE LA CIUDAD


La traza se realizaba en forma de rectángulo. El sistema que gobernaba al urbanismo romano se basa en dos ejes perpendiculares: el eje norte-sur, que se nombra cardo y el eje este-oeste o decumano, ambos ejes se cruzan en un punto, que sería el centro de la ciudad. Aquí se construían dos calles que dividían la ciudad, misma que se dividiría en una escrupulosa cuadrícula. En la intersección de los dos ejes se construían, por regla general, el foro, inmediaciones se erigían una basílica y los recintos del gobierno. Los ejes cardo y decumano servían de eje para las calles secundarias y terciarias, que conservaban el paralelismo y perpendicularidad. Las ciudades tenían una entrada principal, la cual sostenía un arco, que conduce a la vía principal de la ciudad.


No importando su localización o distancia respecto de Roma, cada ciudad tenían derecho a una infraestructura completa: una muralla protectora, un arco de triunfo, calles pavimentadas, banquetas de mosaico, un edificio para el consejo local, templos para la adoración tanto de las deidades del panteón romano, como de las locales, o cualquiera que los nativos apatecieran adorar, un mercado y las refrescantes y útiles fuentes.


Las ciudades medían su importancia de acuerdo con el número de edificios importantes que rodearan al foro: basílicas, templos, palacios, termas, mercados, etc. El gobierno solamente atendía las calles que considerase de mayor importancia: esto es, aquellas que tuvieran treinta pies de ancho. Las demás calles quedaban al cuidado de la ciudad o de los ciudadanos. La isla nombre de la manzana contenía cuatro lotes y sus dimensiones se acercaban a setenta por cuarenta metros.


Las ciudades tenían muchas fuentes, ya que eran importantes por el efecto refrigerante que proporcionaban y por ser los elementos que aliviaban la presión del agua que llegaba del acueducto a la ciudad. Cada urbe contaba con baño público, que tenía áreas separadas de agua fría o caliente; los baños poseían una serie de tuberías que les proporcionaba agua limpia. Cerca de los baños existían también una serie de burdeles, que se ornamentaban con pinturas muy gráficas de los servicios que allí se proporcionaban. Habían parques, plazas públicas y librerías para el disfrute de los ciudadanos. Una característica de las urbes romanas es el uso que dieron al mosaico, que se usaron en banquetas, paredes, techos, tableros, entre otros.



EL FORO: CORAZON DE ROMA


Muchas sociedades arcaicas en el proceso de urbanizarse tuvieron lugares específicos para reunirse en ocasión del trueque, comercio, socialización o cualquier otra razón. En Grecia esta tarea era realizada por el Agora, pero en Roma lo hizo el foro: el foro romano yacía sobre un valle entre el capitolio y el Palatinado. Aquí se construyeron monumentos, andadores; fue aquí donde César, Augusto y Trajano crearon un grandioso esquema de edificios. El foro era definitivamente el corazón de Roma; era aquí donde se centraban las actividades comerciales del Imperio, donde se hacían los rituales más sagrados de la religión, donde se reunían el Senado y la Asamblea, y donde las cortes se localizaban. El punto medular del centro del mundo. Sobre el foro se sucedieron masacres, rituales, celebraciones, aun así fue el lugar donde se encontraban todas las clases sociales del imperio, desde senadores a mendigos.


EL CAMPAMENTO ROMANO



Para los romanos fue instrumental el campamento fortificado y le daban mucha importancia ala erección del mismo, aun cuando los legionarios ocuparan mucho tiempo en dicha tarea. Al hallarse el ejército en constante marcha, era importante que hubiera un grupo de vanguardia que construyera el campamento. Había un tribuno encargado de dirigir la construcción.


El campamento se construía sobre dos ejes, que equivalían a aquellos de la traza de una ciudad: cardo y decumano. Primero se elegía un área especial: cerca del declive de una colina, de tal modo que el lado anterior del campamento correspondiera al punto más bajo del declive. Si se hallaban en el campo se escogía un sitio cerca de algún río, terraplén o pantano que les sirviera de protección natural o en el caso de un ataque sorpresa. El tamaño del campamento variaba según el número de legiones que tuviera que alojar.


La fortificación se hacía mediante la excavación de un foso a manera de trinchera que rodeaba todo el campo; posteriormente se colocaban encima los defensores. El tribuno jefe de la construcción seleccionaba el punto que ocuparía la tienda del general o praetorium: una zona cuadrada de alrededor de sesenta metros, a doscientos de la puerta pretoriana, cuya comunicación se establecía gracias a la vía preatoria. Por ambos flancos se comunicaba esta vía con las tiendas de los oficiales y suboficiales, los tribunos, los legionarios y los refugios de caballos. Ante el praetorium se hallaba el altar de sacrificios, y era por aquí que se localizaba otra via: la via principalis, dispuesta en ángulo recto respecto de la via praetoria. Al fondo del campamento, justo delante de la porta documana se encontraba la tienda de cuestor(responsable de la intendencia).



Componentes de las legiones del ejército romano: general o pretorio, guardia del general (equites et pedites delecti), oficiales superiores (praefecti socium), infantes (pedites), jinetes (equites), príncipes (principes), asteros (harstati), reclutas (evocati), triarios (triarii), aliados (socii), infantes auxiliares (pedites auxiliares), jinetes auxiliares (equites auxiliares), infantes extraordinarios (pedites extraordinarii), jinetes extraordinarios (equites extraordinarii), infantería ligera (velites) y romanos.

BIBLIOGRAFIA



CUNLIFFE, Barry, Rome and her Empire, McGraw-Hill Co. Publications, Ludwigsburg, Alemania, 1978. 325 pp.


FRIEDLÄNDER, I., La sociedad romana – Historia de las costumbres en Roma, desde Augusto hasta los Antoninos. Fondo de Cultura Económica, Reimpresión México 1984, Trad. Wenceslao Roces. 878-887 pp.


MONTANELLI, Indro, Historia de Roma, Plaza y Janés, Trad. Domingo Pruna, Barcelona, 1997.


Panorama der Weltgeschichte, Band I Urgeschichte und Altertum, Verlagsgruppe Bertelsmann GmbH, Berlín, 1976. 290-302 pp.