dilluns, d’abril 10, 2006

MIEDO

La oligarquía mexicana, atrasada, cruel, cínica, tercermundista y anquilosada pretende que tengamos miedo, terror, pánico con respecto al verdadero cambio. ¡Ay de los mexicanos si sucumben ante tales demonios! ¡Ay de mí si veo a este país pudrirse otros seis años! Me ahogo en pensamientos de terror. La derecha coludida con la oligarquía, que bueno, son casi lo mismo, pero ahora con el aval de los votos ¡ay de mí! Dudo ser capaz de soportarlo, no creo poder resistir semejante ultraje. No tengo ganas de hundirme en el fango pestífero al que entraría de lleno esta, de por sí, mediocremente perdida nación. A los dioses, diosas, espíritus chocarreros, almas en pena, ánimas vagabundas, seres etéreos y ángeles de la guarda os ruego. Que no se la DERECHA. Que se pudra en el infierno y se retuerza por toda la eternidad la OLIGARQUÍA. ¡¡¡Que mueran!!!

diumenge, d’abril 09, 2006

Books that have changed my life 2

Few books have had such a cathartic, freeing, insightful yet devastating effect on me like Edmundo O'Gorman's México, el trauma de su historia, which I have actually quoted extensively on this blog. The aforementioned author was a prominent Historian teaching and researching within the National Autonomous University of Mexico, where he had several disciples and followers. Most historiographical studies situate the author in the Historicism branch of History. His interpretation of Mexico's history reveal a country longing for an identity, a struggle to become modern and progressive, yet not willing to change for good. Mexico's is a history of a contradiction: attention without responsability, wealth with no work, progress with no change. O'Gorman's books have long been out of print and it's highly unlikely they ever will be published again, for his insightful views are in many ways too difficult to swallow or even comprehend. Perhaps the historian's best-known book is La invención de América, which has been even translated into English. México, el trauma de su historia came out, the very year I was born! Ain't that interesting?

Edmundo O’Gorman, México: el trauma de su historia, México,Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 1977, 122 p.
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ALICIA SALMERÓN
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Dos programas diferentes de actualización aplicados al “nuevo” continente provocaron la formación de dos Américas: Angloamérica e Iberoamérica. Esta diferencia mal comprendida por los independientes mexicanos es la expresión del “trauma de la historia mexicana”. Un creer en esencias, providencialismo, evolucionismo, ha sido la maldición de este país. Las esencias son producto de la historia: a ellas se llega y no de ellas se parte. Éste es el principio-guía de Edmundo O’Gorman en su ensayo interpretativo del México independiente: México: el trauma de su historia.
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La obra de O’Gorman es una interpretación de siglo y medio de historia mexicana. Parte del movimiento de independencia de 1810 para llegar hasta nuestros días, siempre girando alrededor del problema de la identidad, mexicana. La primera parte del libro, en vista de su estrecha relación con una obra anterior, La invención de América, está dedicada a la exposición de las conclusiones de esta última: se da “la razón de ser de las dos Américas” (p. XI). Después de esto se presenta la incomprensión de la diferencia entre la América sajona y la ibérica, que no es sino la incapacidad para explicarse la existencia de dos modos de ser diferentes, como el origen de lo que es, para O’Gorman, el gran problema del México independiente, el problema de su identidad nacional. Como expresión de este problema príncipe, nuestro autor encuentra un “suceso-eje”: el conflicto conservador-liberal (p. 24). La definición de la nacionalidad mexicana no parece haber sido realista sino en el momento en que liberales y conservadores se fundieron, durante el gobierno del “presidente-emperador” Porfirio Díaz (p. 86). La revolución de 1910 no hizo sino revivir un conflicto extinto, el conflicto de la identidad mexicana. En “la perspectiva del futuro”, última parte de la obra, no queda sino tomar la “experiencia valiosa y beneficiable” del camino recorrido.
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Se trata, pues, de un recorrido a través de la historia de las ideas del México independiente. En él los hechos apenas si cuentan, no se baja al suelo de los acontecimientos sino en el momento en que el conflicto conservador-liberal encuentra solución, es decir, en el Porfiriato. Entonces sí contamos con algo más que con un tiempo y lugar más o menos precisos, contamos con un régimen (dictadura personalista) y un hombre de carne y hueso (Porfirio Díaz). Pero mientras el conflicto aludido se encuentra presente (antes y después del Porfiriato) la atención se concentra en él.
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México, el protagonista de la obra, se encuentra representado por el juego de ideas conservadoras-liberales y a través de ellas O’Gorman cumple un ejercicio de psicoanálisis. Lo trata ya no sólo como a un “ente” con un “modo de ser”, sino como a un ser humano. Le atribuye las mismas reacciones y móviles de acción que a un individuo (p. 60).
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O’Gorman interpreta la historia del México independiente alrededor del problema de su identidad como nación y sirviéndose de una idea general sobre la historia. En primer lugar, intentaremos seguir el desarrollo —no sus consecuencias—, pues ello implicaría un resumen de toda la obra- del problema de la identidad histórica mexicana. Después expondremos la teoría de la historia con base en la cual el autor interpreta nuestro pasado.
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El problema de la identidad del “mexicano” no carece de precedentes. En realidad, es un problema que se les planteó a los criollos de la Nueva España y cuya solución evasiva fue heredada a México. O’Gorman define este “legado ontológico”, según la lógica tradicional en cuanto al género: el criollo colonial se encuentra dentro del mundo español y, en cuanto a la especie: “afirma su ser y el de su circunstancia americana mediante la atribución de una superioridad tanto en el orden material como en el moral” (p. 12).
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El legado con el que cuenta México al partir no consta, pues, sino de orgullo y soberbia. Este “modo de ser” al enfrentarse con el modo sajón, el moderno, provoca en el nuevo mexicano una crisis representada nada menos que por el tantas veces señalado conflicto conservador-liberal. El problema que se presenta es el de escoger entre “seguir siendo como ya se era por herencia del pasado colonial, o llegar a ser, por imitación, como Estados Unidos” (p. 25). Pero O’Gorman demuestra, tras un riguroso estudio, que las tesis sostenidas por ambos partidos son contradictorias consigo mismas y que la contradicción es similar en los dos, pues en realidad no sostienen sino una misma tesis pero disfrazada: “hacerse de la prosperidad de Estados Unidos, pero sin renunciar al modo de ser tradicional por estimarse éste como la esencia de la nueva nación” (p. 33). No se puede participar de un modo de ser y, al mismo tiempo, disfrutar de los beneficios de otro diferente. Al ser esto imposible, el mexicano no puede realizarse. Pero ante ello no reacciona analizando sus ideales sino culpando y exigiendo a otro, lo que no lleva sino a agravar el problema de su identidad. La acusación hecha por los liberales mexicanos ante el fracaso de sus ideales, exige de las otras naciones, de los Estados Unidos en particular, un apoyo incondicional. Tras algunas especulaciones, O’Gorman concluye que, en realidad, lo que México hace es levantar la bandera de Iberoamérica y sostener que a ella la asiste “una justicia que trasciende la historia” (p. 53). Con esto el mexicano, tras medio siglo de independencia, no ha podido deshacerse del orgullo y soberbia coloniales. La identidad del mexicano no sólo sigue tambaleante al continuar basándose en una evasión histórica sino que, con su idea de la justicia trascendental, cree ser el redentor del mundo y se abandona en las alas del mito.
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Sin embargo, hay un momento en la vida de México en que, gracias a una paz propicia para el progreso, se llega al convencimiento de que aquel venerable y venerado modo de ser era susceptible de compromiso o transacción (p. 89). Éste fue el gobierno de Porfirio Díaz. Pero este paréntesis de compromiso no duró mucho. La revolución de 1910 revivió el conflicto conservador-liberal, con lo que se perdió de nuevo la noción de realidad y con ello la cercana posibilidad de poner en crisis la concepción esencialista de la nación mexicana. “Y así [...] subsistió como horizonte inalterable, la noción mitológica de que el pueblo mexicano poseía un modo de ser histórico, su ser propio y ‘verdadero’” (p. 101).
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Para fin de fiestas, según expresión del mismo autor (p. 102), en la actualidad se intenta unir el destino de México con el de un Tercer Mundo. Con lo cual se esquiva una vez más la realidad de la existencia de una cultura moderna y universal que representa “la única forma de civilización capaz de responder con eficacia al reto del ambiente cósmico en que se encuentra inmerso el hombre” (p. 117). El problema de la identidad mexicana no se resolverá sino con la toma de conciencia y participación de la realidad moderna.
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La interpretación anterior es el resultado de la aplicación de una teoría general de la historia a un momento particular. El que una nación olvide su historia y huya de la realidad le impide conocerse, pues ella no es esencia sino, justamente, historia.
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No es posible creer, afirma O’Gorman, que un ente que se da en un devenir histórico “permanezca en su beato aislamiento sin contacto ni comercio con el mundo sensible de la corrupción y cambio” y sea capaz de conservar una esencia (p. 72). Además, “la historia no puede, sin impunidad, resucitar experiencias agotadas” (p. 98). En efecto, la historia es formativa, “es un proceso dinámico temporal entitativamente mutante” (p. 113). No hay esencia ni destino, no hay sino lo que vamos siendo. Las naciones deben cumplir con “la tarea de ir siendo a posse ad esse” (p. 117).
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El conocimiento histórico dentro del historicismo, que es la teoría recién expuesta, es de vital importancia: “es un vigilante que alerta la conciencia de lo que somos en trance permanente de lo que podemos ser” (p. 116). El estudio de la historia revela un ser que, a priori, es imposible conocer. El camino que sigue la historia no es siempre lógico y racional, pues en él intervienen los hombres con sus sentimientos (p. 36, 85) y, en general, con toda la fuerza de su singularidad personal (p. 60). La geografía y el ambiente, así como los “factores socioeconómicos”, tienen su parte en el acontecer de la historia, pero no son determinantes para comprenderla (p. 60). Y, en alguna ocasión, el fatalismo entra también en juego para explicar la aceptación de algunas convicciones del propio pasado (p. 103). Pero la conclusión principal es que, para O’Gorman, la historia es creadora y consiste en la toma de conciencia del propio ser. El sujeto de la historia resulta ser el pueblo de México, considerado como el problema de sí mismo, de su identidad, de su ser.
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Como otros libros anteriores que trataban del ser de América y de la historia de esa interpretación, este libro sobre México trata de las interpretaciones que han defendido los mexicanos de su propio ser. Es un libro de historia de ideas, no un libro destinado a relatar hechos. Prueba de esto son los cuadros comparativos de las ideas conservadoras y liberales, por un lado, y de las dos fases de la tesis liberal, por otro. En cuanto a las fuentes de las que el autor se sirve, si bien no se especifican, no podemos dudar de que haya estudiado a los ideólogos liberales y conservadores del siglo pasado y a quienes los “revivieron” en el actual. Esto en cuanto a la pura investigación; la interpretación la respalda una amplia cultura y un enorme prestigio de historiador.
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En efecto, sólo un gran erudito y destacado historiador puede aventurarse a presentar una interpretación tan personal de la historia de México, como lo hace ahora O’Gorman. A través de la idea de las dos Américas y de un marco teórico historicista, pone de cabeza la interpretación que, en general, se tiene sobre el periodo del México independiente. Así, sentimos en el autor un gran aprecio por el Porfiriato, si no ya por la Colonia, y un fuerte rechazo de los primeros años de la independencia y, aún más, del movimiento revolucionario de 1910. El libro es historicista porque no relata la historia de una realidad ya determinada, que sería la esencia de México, sino la historia de la búsqueda de esa esencia por los mexicanos que toman conciencia de sí mismos. Es la historia de la “razón de ser de la existencia simultánea de dos mundos históricos distintos que en vano trataron de explicar conservadores y liberales” (p. 111).
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Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute [editor], Ricardo Sánchez Flores [colaboración], México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 8, 1980, p. 248-252.

dissabte, d’abril 08, 2006

Libros que han cambiado mi vida 1


Así como por puro ocio ya colgué la info sobre la música que mayormente me ha impactado, ahora, en aras del gusto publicaré sobre los libros que percibo como los más influyentes en mi vida. En este sentido comienzo con el Bodhicaryavatara de Shantideva, pieza que nunca me cansa. Es sencillamente el libro con las palabras más bellas que jamás haya leído. Su poder de motivación y reflexión son inagotables. El autor fue un monje indio de la mítica universidad budista del siglo VIII. Las palabras de Shantideva me confortan, me confrontan y me ponen en un estado sin igual. No sé que decir sobre este libro que no sea cliché. Mejor cedo la palabra a otros. Recomiendo la traducción de Andrew Skilton y Kate Crosby.


Shantideva, Paul Williams, introducción, The Bodhicaryavatara (Oxford World's Classics) (Paperback), Oxford University Press, 1998, 240 pp. Crosby, Kate, Andrew Skilton, traducción.


http://www.amazon.com/gp/product/0192837206/103-1124087-4381426?v=glance&n=283155

Editorial Reviews

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Book DescriptionWritten in India in the early 8th century AD, Santideva's Bodhicaryavatara addresses the profound desire to become a Buddha and rescue all beings from suffering. The person who acts upon such a desire is a Bodhisattva. Santideva not only makes plain what the Bodhisattva must do and become, healso invokes the powerful feelings of aspiration that underlie such a commitment, employing language which has inspired Buddists ever since it first appeared. Indeed, his book has long been regarded as one of the most popular accounts of the Buddhist's spiritual path.Important as a manual of training among Mahayana Buddhists, especially in the Tibetan Buddhist tradition, this text continues to be used as the basis for teaching by modern Buddhist teachers. This new translation from the original language provides detailed annotations explaining allusions andtechnical references. Also, the book's General Introduction and Translators' Introduction both serve to locate Santideva's work in its proper context, and for the first time explain its structure. Language NotesText: English (translation)

dilluns, d’abril 03, 2006

Euroanglomadonna


Un triunfo. Por primera vez en muchos años, logré no sentir el más mínimo entusiasmo al saber que Maddy saldría de gira. La susodicha es una probada ultra eurocéntrica y anglofílica, la cual cosa tiene como resultado que nada más le importen aquellos mundos. Está bien, se debe aceptar y ya está. Los que puedan ir a verla, que se diviertan mucho. Y que esté bueno el chou.


What's the Optimal Future for the Mexicans?


To Stop being Mexicans as we know them....
If they're Middle-Class
  • To stop aspiring to be white-skinned. Accept yourself. Accept your heritage.
  • To stop thinking that Surnames are an object of Pride in themselves.
  • To stop wanting to be Americans without the responsability part.
  • To stop thinking that teatrical presentations are believed by foreigners. You only fool yourself.
  • To stop acting as though you deserve things per se. You deserve nothing, you ought to earn things by yourself.
If they're Poor
  • Education, education, education

diumenge, d’abril 02, 2006

What European City Do You Belong In?

You Belong in Barcelona
When it comes to Europe, you don't want to decide between culture and fun. You want art by day and a big party by night.Barcelona is ideal for you. You can check out some Picasso, eat some tapas, take a siesta, and then dance all night!

Això és el que volia... però no m'acaba d'agradar

He passat una setmana plena d'activitats socials, de gent, de molta gent. Aquesta setmana he passat temps amb gent de diferents contexts: amb alguns alumnes de l'Orfeó me'n vaig anar a fer la copa o he begut xocolata. Ahir (dissabte) vaig fer una cosa totalment inusitada, em vaig quedar al saló íntim per hi veure el partit Barça-Madrit i dinar paella. Hi vaig estar acompanyat de l'Òscar, un becari de Tarragona, a més a més de la Marta, en Cèsar i alguna amiga d'ells. Després vam anar-nos-en a casa seva a fer el café. He de dir que ens ho vam passar bé, o bueno, al menys jo. Pel que fa a gent fora de l'àmbit catalanoparlant, vaig anar divendresamb molta il.lusió a la nit de cine d'en Frank . Va escollir una pel.lícula que no em va agradar gens ni mica, avorrida, lenta i dolenta. Tampoc la selecció de sopar va ser particularment bona. En fi. La nit va acabar més aviat anti-climàticament quan en Carles va haver de marxar d'hora, suposadament a una festa, i s'hi va emportar el nostre hoste. També vaig prendre part d'una conferència de prensa que va acabar malament i em va fotre el dia. Vaig adonar-me'n, de que això de veure un munt de gent tota la setmana té alhora dues conseqüències, d'una banda, m'encantan els estímuls i la conversa i la simpatia, d'altra banda, em poso malament, per què els meus demonis personals surten per atacar-me: la por de no ser acceptat, la por de què la meva apariència és desagradable per a alguns. Totes tres irracionals. També m'emprenyo per què no trobo prou "satisfactoris" les trobades o el que sigui. Suposo que ara estic pagant 4 anys de retir voluntari de moltes coses. Sembla que sí que li agrado a la gent. Sembla que sí que m'ho puc passar de puta mare i està bé. Només cal que em relaxi i em deixi, o permiti gaudir del què va i o la senzilla companyia de la gent.